—Sigo preocupada por esa mujer.—Me dijo mi novia cuando estábamos a punto de llegar a la ciudad.—Los caminos son muy peligrosos aún, no debió quedarse ahí.
—Hay otros problemas más importantes.—Le dije seco.—Como bien dices, el país aún está en peligro.
Tuve que disimular ante ella que no me preocupaba, en el fondo seguía interesado en Miriam.
Con la presencia de mi novia ahí, me quedó claro que el destino me estaba obligado a decidír entre algunas de las dos. Sin duda una decisión más difícil que todo el problema en el país.
Llegamos a la ciudad donde ya nos esperaban todos los políticos que habían sido convocados.
También estaban los generales y el ministro de guerra quienes estaban a cargo de regresar al país su tranquilidad.
Me recibieron con los honores que me merecía, el buen trato seguía.
Las buenas noticias llegaron en la reunión, se me notificó que los rebeldes habían sido capturados en su totalidad y que no había más campamentos en pie.
Podríamos decir que la guerra se había