POV: Carttal Azacel

La brisa de la tarde acariciaba suavemente los árboles del jardín. Caminé despacio, con las manos en los bolsillos y el corazón apretado, mientras observaba a mis hijos desde la distancia. Jugaban entre ellos, corriendo, riendo… pero en cuanto me vieron, todo cambió.

Se detuvieron en seco.

Y luego… se alejaron.

Como si mi presencia les diera miedo. Como si yo fuera un extraño.

Me quedé ahí, paralizado, sintiendo cómo algo dentro de mí se rompía en silencio.

Quería acercarme. Decirles algo. Aunque fuera un simple “hola”. Pero no pude.

Me quedé con las palabras atascadas en la garganta, viendo cómo se escondían detrás de una de las jardineras, sus caritas llenas de desconfianza.

Y lo entendía.

Yo no había estado ahí.

No cuando más me necesitaban.

No cuando su madre… desapareció.

Respiré hondo, obligándome a mantenerme firme. No podía derrumbarme frente a ellos. No otra vez.

—Solo… quería decirles que Cinthia vendrá esta noche —murmuré, más para mí que para ellos.

Se