Capítulo XXXVII. Mentiras arriesgadas.

Yvaine.

Yo como siempre que ese hombre me tocaba, me entregue a él sin oponer resistencia totalmente rendida, gimiendo con cada caricia con cada beso, cuando ya prácticamente pensaba que había roto las barreras para que mi marido me hiciera el amor, se desato los infiernos.

En un momento se abrió la puerta del camerino con tanta fuerza que se estrelló contra la pared, y una pelirroja furiosa, seguida de un asistente moreno de ojos azules entraron en el pequeño cubículo, ni siquiera nos prestaban atención, mientras la amazona pelirroja, retaba y gritaba al asistente, este por su parte sólo le sonreía irónico, y permanecía mirándola con tranquilidad, sin alzar la voz.

-" Eres insufrible, mira asístete de pacotilla, este es mi trabajo, y tú no eres nadie para decirle al director y a los de vestuario, que no puedo hacer mis sesiones de fotos, con tan poca ropa, o en biquini. Como si salgo desnuda, ¿a ti que te importa?"-

Las palabras de mi amiga, casi me hacen taparle los oídos a Norma
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