DAVIDComo lo supuse, ahora lo estoy pasando peor. Ver a mi querida niñera postrada en esa cama me duele y a la vez me enfurece. No debí haberla dejado sola en mi oficina para ir a contarle a Samuel sobre el audio que Andrea me había entregado.La empujé hacia esto. Por más que intenté mantenerla alejada, Andrea cayó en las manos de esa mujer. Pero todo es mi culpa, yo debí haber buscado otra manera de mantenerla a salvo.Andrea es muy testaruda, es claro que no se iba a quedar esperando, y demostró que mis hijos le importan mucho.Tomo su mano y la aprieto ligeramente; se siente algo fría. Su hermoso rostro está sereno, sus ojos cerrados mientras respira a través de una mascarilla. Ella no debería estar aquí.Su rostro está lleno de moretones, algunas heridas que están cubiertas con vendas, incluso sus manos están lastimadas. En su frente tiene un golpe fuerte, puedo deducirlo porque tiene un vendaje enredado en la cabeza.—Te prometo que esa mujer pagará por todo lo que nos ha hecho
DAVIDLlamo a casa nuevamente. Luego de salirme de la sala de espera porque no permiten el uso de móviles allí. Pregunto a Hilda por los niños. Todo está en orden: ya han comido y ambos están haciendo sus deberes. Pensé en pedirle a Hilda que les preguntara a mis hijos si algo había ocurrido el día de hoy en el colegio, pero mejor decido no involucrar a mis mellizos en este asunto. Aunque son niños y no sospecharían nada, no quiero arrastrarlos hacia más problemas, con lo de la custodia tienen suficiente. Me ha quedado claro que el incidente que le paso a Andrea, no tuvo nada que ver con mis hijos; todo fue planificado para que ella saliera dañada.Media hora después, recibo la llamada de Samuel. Desafortunadamente, las cámaras del semáforo se encuentran fuera de servicio y no grabaron nada. No pienso dejar pasar este detalle, presentaré una queja cuando vaya a la comisaría.Le pido a Samuel que busque las cámaras de seguridad en los alrededores, quizás en alguna tienda o restaurante
DAVID ―No pueden seguir comportándose de esa manera, no los eduqué para que sean unos malcriados ―sermoneo a mis gemelos. Los llamé hace unos minutos. Estaba muy molesto con ellos, decidí hablar de cosas de su colegio para calmarme un poco y no ser demasiado duro. ―Pero papá, ella tuvo la culpa, no nosotros ―se queja Axel, mi hijo mayor, por solo cinco minutos más, siempre lo dice así. ―Axel tiene razón, la niñera fue la culpable ―salta Alexia, defendiendo a su hermano. Físicamente, es idéntica a su madre, ambos tienen mucho de ella, pero Alexia tiene aún más parecido. Verla a veces me duele, aunque ya no tanto como al principio; los recuerdos se han ido desvaneciendo con el tiempo. Ellos dos son todo lo que tengo y lo único que me importa. ―De igual manera no debieron haber sido groseros con ella. ¿Ahora qué se supone que haré? ―Fijo mi mirada primero en mi hijo y después de unos segundos, la dirijo a mi princesa. ―Es la cuarta niñera en este mes que sale corriendo debido a sus t
ANDREANo deseo parecer insistente, pero no tengo muchas alternativas. Necesito hablar con Danna. El tiempo apremia y en cualquier momento podrían venir a expulsarme si no me adelanto por mi cuenta.Sintiendo ansiedad, pulso el botón de llamada. Intento no emocionarme demasiado, ya que podría ser muy pronto para esperar resultados; apenas discutimos esto ayer.Además, ¿qué tipo de trabajo podría conseguir? Aunque creo que eso no es lo más importante en este momento. El verdadero problema es que nunca he tenido un trabajo antes. Sería mi primera experiencia laboral y carezco de experiencia en cualquier campo. Sin embargo, no es que no sea capaz de hacer nada. Solía ayudar a mi tía en su tienda de flores cuando estaba viva. Me desenvolvía bien, interactuando con las personas y organizando las cosas. Estas habilidades fueron fundamentales en su negocio.Hago un cuarto intento de llamada y, nuevamente, no obtengo respuesta de mi amiga. No quiero presionarla excesivamente; si continúo así,
ANDREAEstoy completamente en la calle, y no sé si algo peor puede sucederme en este momento. Incluso he perdido todas mis pertenencias, ya que en la oficina no pudieron ayudarme debido a la falta de personal adecuado. Tendré que regresar mañana temprano, pero por ahora, debo pensar a dónde iré, puesto que no tengo un lugar donde pasar la noche.Incluso mi teléfono se ha quedado sin batería, y no he encontrado ningún lugar donde pueda cargarlo. Las instalaciones del campus universitario ya están cerradas. Me acerco a una banca y me siento, apretando mi bolso contra mi pecho, que es lo único que tengo en este momento.Decido no salir de la explanada de la universidad, ya que la seguridad no es tan estricta como para darse cuenta de que un estudiante está tratando de dormir en uno de los jardines. Aunque puede parecer extraño, cualquiera que me vea pensará que soy un indigente solo por dormir al aire libre, aunque mi ropa está en perfectas condiciones y no tengo un aspecto sucio o demac
ANDREAEl hombre, de unos treinta años aproximadamente, destaca por su impecable apariencia. Es alto y su cabello castaño claro está peinado hacia atrás, mientras que sus cautivadores ojos azules observaban el mundo con cautela.―Buenos días, señorita ―saluda en un tono serio.―Amm… ―titubeo, ―buenos días, soy Andrea, me puede llamar…―Siéntese, por favor ―indica con un gesto de su mano para que vuelva a la silla.Ni siquiera me di cuenta en qué momento me había puesto de pie. Senti una mezcla de emoción y ansiedad, volví a sentarme frente a él.―Me dijeron que está muy interesada en el trabajo, incluso me dieron buenas recomendaciones de usted.―Oh, sí, sí ―continúo temblando, ―quiero decir que sí, estoy muy interesada en el trabajo de cuidadora.El señor McKibbon me interrumpa, su mirada intensa se clava en mí.― ¿Y tiene experiencia cuidando niños? ―Se acomoda en su silla, apoyando la espalda en el respaldo y mirándome desde esa distancia.Mis piernas tiemblan, agradezco estar sent
ANDREA ― ¡Es un idiota ese hombre! ―grité molesta mientras daba vueltas en la habitación de mi amiga. ―Fíjate que decirme esas cosas, casi me insinuó que soy una niña inmadura. ―Solté una risa irónica. ―Tranquila, ―mi amiga se paró delante de mí y me detuvo, ―no lograrás nada poniéndote así. Hablaré con mi tío, veré qué puedo hacer. ―No ―dije de inmediato, ―no le rogaremos a ese hombre por un empleo. Él que decida, pero dudo que haya alguien dispuesto a soportarlo. Compadezco a su pobre esposa e hijos. ―No está casado, es padre soltero. No sé por qué de repente esa información me interesó tanto. Ese hombre no merecía que nadie lo recordara. Pero no voy a darle más importancia; mi frustración es mayor que mi interés en él. ―Y tengo entendido que los complicados son los niños. Solo sé que David es un hombre muy serio, no piensa en otra cosa más que en el trabajo y sus hijos, así que no tiene espacio para mujeres en su vida. ―A quien le importa eso ―sacudí la mano en el aire, fingi
ANDREA ―En verdad no es necesario, solo con un atuendo está bien ―protesté, ya que mi amiga e incluso su madre habían insistido en que necesitaba varios cambios de ropa para mi nuevo empleo. ―No aceptaremos un no por respuesta. No trabajarás en cualquier empresa, así que necesitas ir muy presentable y con diferentes opciones de blusas. ―Muchas gracias, señora Tompkins. En cuanto reciba mi primer pago, le devolveré todo lo que ha gastado en mí. ―Deja de pensar en eso ―respondió la madre de mi amiga con un gesto de indiferencia. ―Ahora ve a probar estos conjuntos. Elegí diez, de la talla que me dijiste, así que deben quedarte bien. ― ¿Diez? ―exclamé. ―Pero eso es mucho. ―Anda, ve ―casi me empujó hacia los vestidores. ―Yo la acompaño para que no diga que ninguno le queda bien ―mi amiga me siguió y se quedó fuera como un guardia. Más tarde, las tres salimos de la tienda con varias bolsas en las manos. Habíamos comprado blusas, faldas, pantalones e incluso zapatos. Fue mucho más de