Después de rescatar a Adele, habían decidido marcharse definitivamente del país, pero cuál no sería su sorpresa al regresar a la casa que era de los abuelos maternos de Luis, se encontraron con una sorpresa. Al abrir la puerta, estaba Vivian y su madre con el niño.
—¡Mamá! ¡Vivian ! ¿Qué hacen aquí? —preguntó Luis realmente sorprendido.
—Lo sentimos mucho hijo, pero al niño no le asentó aquel clima y desde que llegamos estaba enfermo, y el doctor nos aconsejó que regresáramos a uno más cálido. Como no teníamos ni idea para dónde ir, vinimos a pasar unos días aquí, para que nos ayudes a buscar otro lugar y de paso, como no pudimos enviar dinero recogerlos para que se fueran con nosotros.
—Mamá, no debiste hacer eso, papá se enteró de todo y está hecho una fiera. Debiste llamarme por teléfono y explicarme y yo hubiese arreglado todo desde aquí.
—Luis solo serán unos días. Además, que debo arreglar algo con mi cuenta que no nos permite sacar el dinero que me pagó Santiago.
—¿Qué