Christian se ha puesto de pie de un salto, para inmediatamente agacharse y abrazarse fuertemente de sus dos hijos, que lo llenan de besos.
—Mamá no vino papá, se fue a trabajar —le dice Lucas.
—Sí, papá, es que yo le pedí que me trajera a verte. ¿Estás bien papito? —Le dice Lucy pasándole la mano por el rostro.
Christian está tan emocionado que no haya que hacer ni qué decir, sólo atinó a abrazar y besar a sus hijos una y otra vez, deseando con toda su alma poder verlos.
—Mamá…, papá…, Christie…
Llama a todos tratando de que lo vengan a ayudar, para que los niños no se den cuenta de que no los ve. Su hermana al momento sale corriendo a ver de qué se trata y por qué la llama con tanto desespero.
—¡Tía!
Gritan los niños cuando la ven salir corriendo por la puerta de la cocina y van a su encuentro abrazándola felices.
—¡Lucas, Lucía! ¿Cómo vinieron?
—Nos trajo mamá —contesta Lucas.
—¿Y dónde está?
—No la dejaron entrar.
—¿Qué?
—El guardia le dijo que no podía entrar, tampoco el