La multitud en la mansión se iba marchando de a poco, a medida que pasaban las horas.

Karina y Andrew bailaron, bebieron y trataron de pasar una noche agradable a pesar de no estar de acuerdo con la celebración.

Mantener a Julieta feliz y satisfecha era su más importante regla. Ella se veía feliz mirándolos bailar.

Andrew aprovechó un baile lento con su madre.

—Estoy tan feliz por ti— confiesa su madre, mientras que rodea con sus brazos a su hijo.

—¿De verdad?

—Si, es decir... Karina es una estupenda mujer, y se nota que te hace muy feliz— Andrew se sonroja.— mírate, pareces un tomate.

Entre risas.

—Mamá, creo que nunca te lo he dicho... Pero estoy feliz de que seas mi mamá, ojalá pudiera darte más tiempo— la señora Julieta lo interrumpe.

—No, no necesito más tiempo, estoy muy feliz por lo que tengo ahora, por este momento... Solo quiero que seas feliz al lado de la maravillosa mujer que tiene