La loba blanca se rebela
La loba blanca se rebela
Por: Iriani Balandrano
Epílogo.

Te haré un pequeño resumen rápido de mi vida para que entiendas por qué me veré forzada a entrar en la Competición de Fuerza del Continente Central bajo las órdenes de un Idiota y de un bastardo monosilábico que, casualmente, resultan ser mis parejas. Si, MIS PAREJAS, pero me estoy adelantando.

Mi nombre es Lily Madsen Capell y mi tío me quería muerta.

Cuando nací debió de haber sido un día feliz ya que la Luna y reina del Continente Norte había dado a luz a su siguiente heredera al trono.

No lo fue. Al menos no para mi padre, ¿Y por qué no lo fue? Bueno, nací de dos lobos negros entonces se suponía que mi pelaje debió haber sido oscuro; sin embargo mi pelaje fue blanco como la nieve.

Padre pensó que mi madre le había sido infiel (Un pobre pretexto, a mi humilde parecer), por lo que la primera vez que me transformé mi madre tuvo que tener un duelo a muerte con él para que yo pudiera seguir viviendo. De alguna manera mi madre ganó y se convirtió automáticamente en la líder de nuestro pueblo.

Mi tío, dolido por la muerte de su hermano, nos amenazó de muerte a mi madre y a mí. Madre comprendió su pena, le perdonó la vida y le dio la misión de buscar en todo el continente lobos extraviados que pudieran unirse a nuestro reino; ese error lo pagamos más tarde.

Mucho antes de que yo naciera hubo una feroz guerra entre el Continente Norte y el Continente Sur; la mayor parte de la población joven había muerto y la otra mitad había huido a los Continentes Este, Oeste o Central en busca de una vida pacífica. Los únicos que se habían quedado atrás fueron los enfermos, los ancianos, los lobeznos y cualquiera con un gramo de lealtad a la corona en su cuerpo. Así que no éramos muchos, pero nuestro Continente era una basta extensión de tierra por lo que madre tenía la esperanza de encontrar a algunos rezagados entre las villas humanas.

Esta importante misión le fue encargada a mi tío. Desapareció por varios años solo para reaparecer con un ejército de mercenarios y retar a mi madre a un duelo por la corona.

Así fue como mi madre se usó a sí misma como cebo para darnos una oportunidad de escapar a mis tíos Harry, Chad y a mí misma por el río que atravesaba gran parte del territorio. Solo tenía siete años en ese momento.

Eso no salió muy bien ya que mi tío esperaba alguna huida de los miembros de la manada o mía y mandó a varios mercenarios a que impidieran el paso; Tío Harry y Tío Chad eran los mejores guerreros que ml manada había tenido en cincuenta años, pero ya estaban entrados en años. Por muy buenos que fueran, no podrían con cincuenta lobos jóvenes y con motivación solos. Así que el Tío Harry se sacrificó para darnos una oportunidad de escapar al tío Chad y a mí. No la desaprovechamos y con gran pena n nuestros corazones por su muerte y la posible muerte de mi madre, llegamos a una villa pesquera humana, robamos un barco mercante y provisiones para zarpar con rumbo desconocido.

O al menos, el rumbo me era desconocido a mí.

Teníamos muy pocas opciones para escondernos: Después de nuestra guerra con el Sur, me matarían si se enteraran de mi identidad. El continente Oeste era conocido por tratar a sus mujeres como posesiones o esclavas y el tío Chad no lo permitiría; el continente Este tiene por costumbre poner a prueba a los recién llegados y me pondrían a prueba y me entrenarían hasta desmayar porque únicamente aceptan a aquellos que se quieren convertir en guerreros o que ya son guerreros.

El menor de los males era escapar hacia el Continente central en donde me dejarían vivir pero al cumplir los dieciséis años tendría que irme a vivir a la Casa de La Manada a aprender modales finos con la Luna del Continente y otras lobas más. ¿Por qué? Bueno, porque en ese continente las lobas blancas son consideradas el más puro linaje para crear hijos fuertes para la nobleza. Así que escogimos aprender a ser una señorita refinada pero viva.

En cuanto cumpliera la mayoría de edad podía irme al Continente Sur o Este ya que trataban bien a las mujeres y hasta les permitían gobernar pequeños territorios. Mi origen y mi apellido no importaría ya que era sangre nueva para sus guerreros.

Así fue como llegamos tres meses y un naufragio pequeño después al Continente Central.

En la playa y gracias a la bondad del corazón de una loba de mediana edad llamada Gisselle, pudimos tener un techo sobre nuestras cabezas mientras tío Chad se encargaba de construirnos un hogar.

No desaprovechamos esos nueve años que teníamos antes de que tuviera que ir a estudiar a la Casa de la Manada y entrenamos hasta desfallecer para que me pudiera convertir en una loba mortal. Algo muy necesario cuando buscan eliminarte a como de lugar para tener legitimidad sobre tu trono.

Por algún punto del camino tío Chad y Gisselle se enamoraron y ella se convirtió en mi tía no oficial; en cuanto partí hacia la Casa de la manada (ya que si no lo hacía sería considerado traición a la corona y me ejecutarían si alguien llegase a ver que era una loba blanca) le prometí a tía Gisselle que aprendería modales en la mesa y al tío Chad que no dejaría de entrenar.

Fue difícil ya que mi compañera de habitación en esa enorme escuela no oficial era un dolor en el trasero. Una loba llamada Elizabeth con aires de grandeza que podía coser, cantar y recitarte la lista de los nobles más importantes del reino pero que no podría ni limpiarse el trasero sola.

Teníamos peleas muy seguido sobre todo porque yo no tenía una cosa llamada vanidad y me importaba una m****a cómo lucía en las clases, en cambio ella tenía que levantarse tres horas antes y comenzar con un ritual de belleza que no podía ser interrumpido o sino despertaría a las cientos de lobas que vivían en el lugar con su drama.

Después de unos pocos meses me di por vencida con mis clases ya que no podía entender cómo era que bordar una flor perfecta en un pañuelo haría que el territorio de mi pareja noble no sufriera de hambre, o cómo el saber los nombres y orden de los cubiertos ayudaría a mi pueblo en caso de un desastre.

Se suponía que éramos un mercado de carne para que los nobles “encontraran a su pareja ideal”, así que toda esa tontería de las clases terminó por molestarme y simplemente comencé a saltarme el horario para ir al bosque circundante y entrenar.

Fue ahí en donde conocí a la mano derecha del rey y espía favorito: Kyrian. Recuerden ese nombre porque será relevante más adelante, en fin…

El lobo era atractivo, pero eso me traía sin cuidado; nos encontramos por casualidad y al ver un par de mis movimientos se ofreció a entrenar conmigo. Así que eso hicimos por todo el tiempo que duró mi estadía en la Casa de la Manada; sobra decir que a pesar de que me llevaba al menos unos buenos cinco o diez años, pateé su trasero cada vez. Algo que le divertía al lobo masoquista.

Entonces llegó el día en que cumplí dieciocho años y tuve que ir a mi primer “Baile” para escoger pareja; la m****a consistía en vestirme lo más bonita y patética que pudiera para desfilar por el salón y que los lobos de respingadas narices le dieran un vistazo a la mercancía y luego hicieran su mejor puja. O, más concretamente, gritaran sobre los otros nobles que habían encontrado a su pareja.

Un día antes de tan magnífico y denigrante evento, nos dejaron volver a casa para “alistarnos”, así que Giselle se encargó de esos preparativos mientras yo me dormía parada escuchando un sermón sobre lo que debo de hacer como la señorita de noble linaje que era.

Tío Chad fue el encargado de llevarme hasta el Salón en donde tendría lugar el mercado de carne y prometió esperarme hasta que terminara toda esa tontería. Ya habíamos hablado de qué pasaría si por alguna insana casualidad encontraba a mi pareja destinada: Hablaría con el tipo sobre qué m****a esperaba de mi y luego decidiría si lo rechazaba o no. No tenía tiempo de jugar a las casitas y ser una pareja callada, tímida e inocente al servicio de sus caprichos. Asco.

Como sea, el querido Kyrian se enojó bastante porque fui la última loba en llegar y me arrojó prácticamente hacia la fila de lobas resplandecientes y deseosas de ser seleccionadas.

Sufrí de aburrimiento por un par de horas hasta que de pronto hubo una gran conmoción y entraron los gemelos maravilla mejor conocidos como el rey Karel Iversen y el príncipe Cole Iversen.

Más allá de decidir que los tipos eran atractivos, los ignoré. Esperaba impaciente a que esta tontería pasara.

Así que cuando la loba que más me odiaba en el mundo… quiero decir, cuando la madre de sus majestades y mi profesora en las clases finas en la Casa de la manada anunció mi nombre para que algún bastardo me reclamara, mi cabeza giró y casi me parto el cuello al escuchar que el rey decía que yo era su pareja destinada.

Claro, mi buena impresión del tipo atractivo murió en cuanto al segundo siguiente le preguntó a su mami si yo era una candidata apta para convertirme en su Luna y reina.

¿Qué hizo mi doña suegra? Decir que era una vergüenza para la sociedad y que mejor se emparejara con una rata muerta.

Bueno, tal vez no lo dijo así, pero yo leí entre líneas.

Como sea, Karel no volvió a mirarme cuando le preguntó a su madre si había alguien apto para convertirse en reina y, ¿Adivinen a quién eligió? A mi archienemiga y antigua compañera de habitación Elizabeth. Lame culos.

Ella era una cachorra en navidad dando saltitos cuando Karel le ofreció el jodido puesto de su pareja; y en vista de que ya no era requerida aquí comencé a caminar para alejarme del foco de atención de la pareja y familia real solo para ser retenida por Karel.

¿Me ofreció una disculpa por ser un idiota que tomara en cuenta la opinión de mamá en vez de conocerme? No, el jodido venía a reclamar un rechazo público para que pudiera irse al siguiente segundo a hacer bebés con su flamante nueva Luna.

Solo que hubo un pequeño problema; se suponía que cuando un lobo rechaza a su pareja sufre de un dolor inconmensurable por al menos un minuto ya que es la separación del vínculo que los une. El lobo que pronuncia las palabras es el que lo sufre mientras que la otra parte puede bien estarse limpiando las uñas.

No necesito decirles que el idiota me pidió a mí que dijera nuestros nombres y lo rechazara. Cobarde; como sea, cuando lo hice no pasó absolutamente nada. No me sentí morir ni grité de agonía.

Harta de ese teatro me dispuse a irme del jodido salón y regresar con mi tío Chad mientras Karel y Elizabeth desaparecían para la cosa de la procreación, solo para ser detenida de nuevo. Ahora por Kyrian.

Me llevó de malos modos hacia el jardín aledaño porque el príncipe Cole solicitaba una audiencia conmigo. Lo seguí más por curiosidad que otra cosa porque ambos sabíamos que si quisiera me podría cargar a todos los guardias presentes incluido él. Pero era una loba generosa y lo seguiría magnánimamente.

El príncipe Cole era un lobo de pocas palabras, taciturno y endiabladamente sexy. No es que lo pensara, por supuesto. Cole no era solamente un príncipe bonito, sino que era el General más temido de todos los continentes, así como también era considerado el lobo más fuerte, astuto y sanguinario.

Había solicitado una audiencia conmigo para preguntar por mi vida personal. La conversación fue corta ya que no le revelaría todos mis secretos al tipo por muy bueno que estuviera, pero lo más importante que me preguntó fue si ya tenía planes de emparejarme. No los tenía, así que el tipo en un acto de estupidez me pidió que fuera su pareja.

Me reí, claro está. ¿Cómo iba a ser la pareja del tipo? Demente.

Insistió tanto y me dio tan pocas explicaciones que, para cerrarle esa hermosa boca le propuse una apuesta: Lucharía contra cualquiera de los guardias que se habían reunido a nuestro alrededor, si yo ganaba el tipo se iba a la m****a, me daba un barquito y una carta de recomendación para que me contrataran a mí y a mis tíos en otro continente; si perdía, entonces sería su pareja.

Si, era arrogante y segura de mi misma, ¿Me culpan? Era así de impresionante.

Para mi sorpresa aceptó. Solo que el bastardo comenzó a desnudarse porque el guardia elegido sería él. Era el General de todo el jodido y más grande ejército del mundo, por supuesto que técnicamente era un guardia.

Luchamos en nuestra forma humana por al menos veinte minutos en los que supe enseguida que ambos nos estábamos conteniendo. Era un muy buen rival y, para ser honesta, en ese momento no sabía quién de los dos ganaría si lucháramos enserio.

Kyrian escogió el momento exacto en el que me había aburrido y pensaba terminar rápidamente con Cole para decirle a este que si quería reclamarme como pareja ante todos los nobles tendría que ser en los siguientes cinco minutos ya que la nobleza había terminado de escoger a sus lobas y posiblemente se fueran poco después.

¿Qué hizo el tipo? Trampa. Usó la pelea sucia para hacerme caer.

No era una mala perdedora y yo siempre cumplía mis promesas, así que me tragué mis insultos por la pelea injusta y declaramos ante la nobleza que éramos pareja.

Mi doña suegra no se lo tomó bien.

Ese fue solo el inicio de mi intervención en la vida política del Continente.

Cole me llevó a su habitación mientras se encargaba de asuntos que me importaban una m****a. Estuve ahí tomando una siesta hasta que regresó y hablamos de nuestra nueva normalidad como pareja; el tipo quería marcarme y que fingiéramos que éramos felices, él a cambio me dejaría hacer lo que quisiera.

O eso entendí yo. Quizá me puso algunas cuantas reglas pero como que me perdí en cuanto el tipo mordió mi cuello y me dejó dormir en sus sábanas que olían a mango. Adoro el mango. ¿Quién diría que ése era su olor natural? Bastardo comestible, en fin.

A la mañana siguiente despertamos con los gritos de Karel reclamando que yo le había hecho algún tipo de brujería budú o lo que sea para evitar que el tipo tuviera una erección.

Era ridículo, se lo hice saber, se enojó y se fue de regreso a los brazos de su amada.

A partir de ese momento mi relación con los hermanos comenzó a volverse ridícula. Por un lado, el rey Karel se obsesionó con que yo era la fuente de todos sus problemas, mientras que Cole pasaba de caliente a frío conmigo ante cualquier oportunidad.

Entonces Cole me metió en los asuntos del reino que no eran mi problema: Salvajes.

Los salvajes eran lobos que se volvían… bueno, pues eso, salvajes. Habían sido un problema constante en el Continente ya que eran la versión zombie de los lobos; comenzaron a atacar las aldeas y pequeños territorios en cantidades cada vez más grandes y se comían a sus víctimas. Literalmente.

La corona se encontraba lidiando no solo con los salvajes, sino contra algunos ataques a las costas y tenía que dividir su atención; así que Cole necesitaba ayuda.

Mi tío Chad y yo fuimos de gran ayuda para que el tipo erradicara a una pequeña plaga de salvajes en una aldea cercana al castillo. Me gustaba patear traseros de todas formas. Uno pensaría que el tipo estaría agradecido, así que le ofrecí m amistad y no solo un emparejamiento de nombre solo para ser rechazada tajantemente.

Dolida, no quise regresar a su habitación en el castillo. De todas  formas no es que me hubiera encantado dormir en su sofá la mitad de la noche; así fue como conocí a Mateo Iversen.

Mateo era un perfecto caballero con el pequeño defecto de que no podía pronunciar palabras. Me encontró deambulando por su habitación y se ofreció a acompañarme y escuchar mis quejas sobre sus primos idiotas.

Nos hicimos amigos de inmediato.

Poco después Karel se apareció de repente queriendo mi cabeza por alguna tontería relacionada con sus erecciones y no pude evitar apostar a que ninguno de la veintena de sus mejores guardias que se encontraban presentes podrían conmigo. Él tipo no me creyó así que aproveché para pedirle una jodida mansión y todas las joyas y oro que pudiera cargar de sus bienes personales si podía deshacerme de sus guardias.

Él solo pidió mi cabeza. Idiota.

En cinco minutos sus guardias lloraban sobre el suelo y yo reclamaba mi bien merecido premio. Él no era feliz.

En vista de que Mateo era solo una víctima de idiotas también, le ofrecí que se fuera vivir conmigo y con mis tíos a nuestra nueva mansión.

A la mañana siguiente desperté porque alguien estaba golpeando a la puerta de Mateo. Curiosa me asomé solo para ser tecleada por Cole y posteriormente mordida tan salvajemente que estuvo a punto de matarme.

¿Bajé mi guardia? Si, y eso me costó un montón.

Gracias a Nuestra Gran Madre, Kyrian y Mateo corrieron a quitármelo de encima. Mientras Mateo luchaba contra su primo, Kyrian me llevaba con la sanadora más cercana.

Cuando volví en mi desde mi estado de inconciencia por pérdida de sangre decidí que había tenido suficiente de mi pareja y de mi no pareja. Regresé al castillo para que Karel me diera mi título de propiedad, mis joyas y luego irnos de ahí.

La propiedad que había escogido era linda y bastante extensa a las afueras de una aldea llamada Glassdele. Fue un viaje de pocos días, pero agotador. Justo cuando llegamos a la propiedad, el jodido Karel y su hermano nos alcanzaron.

¿Qué querían? Molestar.

Aquí comiénzala parte divertida de la que les hablé en un principio : La competición de fuerza.

Justo cuando me fui, los gemelos idiotas decidieron que la mejor candidata para sus estúpidos juegos de poder era yo. Así que en contra de sus deseos, cabalgaron casi sin descanso para darme la feliz noticia.

¿Qué es esta competición?

Bueno, esa es una clase de historia que puedo simplificar rápidamente: Anteriormente existían seis continentes. Uno de ellos padeció una misteriosa enfermedad y todos murieron. Ese continente era el más próspero de entre todos y quien mantenía las relaciones comerciales, económicas, y la paz en general en buenos términos entre los continentes. ¿Por qué se le confiaba tanto poder? Porque los más grandes eruditos de todas las artes y conocimientos se encontraban viviendo ahí. Fueron tiempos de paz hasta que el continente entero murió. Cuando el continente perdido dejó de ser un intermediario de las relaciones entre Continentes, estalló una gran guerra entre todos ellos. La guerra duró hasta que ninguno de los continentes pudo ser capaz de seguir sosteniendo eso tontería, por lo que llegaron a un acuerdo: El continente Central levantaría un Coliseo en el que representantes de todos los Continentes pudieran competir para ver quién era el Continente más fuerte. El ganador, podía dictar las leyes mercantiles y marítimas por los siguientes cinco años. Así se evitaba la guerra. Habían algunas reglas importantes a seguir, como que los territorios no podían mandar al mismo lobo una segunda vez, que no podían llevar más que una cierta cantidad de guerreros y que después del evento se largarían como la m****a del Continente.

Para desgracia de los gemelos idiotas, el Continente Este y Oeste actualmente se encontraban en una guerra por lo  que los mejores guardias del continente central se habían vendido como mercenarios y Karel no tenía la autoridad de llamarlos de vuelta para que compitieran por él. Eso lo dejaba con una lista de opciones reducida y por eso quería que yo fuera a como de lugar.

Karel había ganado los juegos pasados y el Continente central gozaba de una saludable fuente de ingresos, pero se rumoreaba que había en marcha una rebelión en contra del trono y necesitaría todas las buenas razones que pudiera para conseguir que los nobles y sus pequeños ejércitos siguieran de su lado.

Lo mandé al carajo a él y a su competición. No le gustó, me amenazó de muerte, amenazó a mi tío, secuestró a mi tía y amenazó a Mateo. No cedí, era un idiota y lo pondría en su lugar a base de fuerza bruta si era necesario.

Pero solo para mi diversión, le dije que entraría a su jueguito por el poder si convertía a Mateo en el siguiente en la línea del trono y si declaraba ante todos el continente que yo era su reina y Luna.

Eso haría enojar a un montón de personas: Los nobles, Elizabeth, Karel y a mi doña suegra. Nadie dijo que no era vengativa.

El tipo se fue enojado y no esperaba menos; también se fue su clon prometiendo volver.

En cuanto se fueron tuve que sostenerme porque, bueno, yo había estado al borde de la muerte ¿Recuerdan? El viaje y gritarles a sus majestades idiotas me habían drenado.

Fue así como conocí a la que se convertiría en mi mejor amiga: Savanah.

Tío Chad fue a buscar un sanador a la aldea de Glassdel y regresó con ella. Técnicamente era la dueña de una carnicería, pero su padre era el único sanador en kilómetros y no estaba disponible así que era ella o nada.

Menos mal que la loba sabía un montón de primeros auxilios y que ella era curandera de corazón.

A la mañana siguiente cuando Savanah me daba las últimas recomendaciones para mi pobre herida en el cuello, vuelve a aparecer Cole solo para decirme que vendría al día siguiente. Lo ignoré, era un bastardo.

Espantó a mi amiga y ni siquiera nos dio tiempo de pagar por sus servicios.

En cuanto me sentí un poco mejor, tío Chad, Mateo y yo fuimos al pueblo para saldar mi deuda solo para encontrarnos que Savanah en medio de un espectáculo filoso, literalmente. Resulta que la chica de cabello ardiente tenía un pequeño pasatiempo que consistía en arrojar cuchillos con aterradora precisión. Seguramente si fuera hombre, ya le habría propuesto matrimonio.

Para pagar por sus servicios nos dirigimos al negocio del buen padre de Savanah, mejor conocido como el buen Doc solo para ser rechazados porque el Doc no nos quería cerca de su pequeña florecita. ¿Quizá porque Cole no se cortó ni un pelo al discutir sobre nuestra hermosa vida de pareja y enredos familiares delante de ella? En fin, padre sobreprotector.

Estábamos por abandonar el lugar cuando el pueblo entero vibró con la alarma de problemas. Resulta que una jauría de salvajes había decidido que era la hora de la cena y los buenos ciudadanos de Glassdele estaban en el menú.

Y ya que Mateo, el tío Chad, Savanah y yo no teníamos nada mejor que hacer, decidimos que patearíamos traseros.

Y eso hicimos. Lo hicimos tan bien que la aldea entera hizo un jodido banquete en mi honor porque, y no sé de donde sacaron la idea, yo era la Luna del Continente y fui a salvar al pequeño pueblo porque soy fabulosa.

Aunque no todo fueron risas y felicidad. Resulta que los salvajes antes de morir mordieron a un par de aldeanos y mataron a otros más. Así que con este ataque, una pequeña camada de cinco lobeznos habían quedado huérfanos y sin posibilidad de una adopción a corto plazo.

Tío Chad y yo los adoptamos, aunque esos cachorros fueron del tío Chad desde el momento en que puso sus ojos en ellos. Tuve entonces cinco nuevos primos para mí solita.

Lo siguiente que supimos gracias al ataque de los salvajes fue que los aldeanos mordidos se convirtieron en salvajes; el estúpido rey y su clon imbécil tenían la teoría de que los salvajes brotaban de la nada y se multiplicaban por osmosis. Al menos hasta que llegué yo y pensé en venderles la información sobre cómo es que se multiplicaban.

Al siguiente día cuando el bastardo que no quiso ser mi amigo llegó, lo llevé hacia la aldea para venderle la información de los salvajes y de paso cobrar por cada uno de los salvajes que había aniquilado. Mi peso en oro estaría bien.

Cole me pidió que fuera con él hasta el Castillo porque el idiota me había convocado para darme una respuesta sobre mi anterior petición, así que aproveché para pedirle recursos para Glassdale porque eso fue otra cosa que noté en un solo día por aquí: Alguien estaba reduciendo los salarios de los guardias y los funcionarios públicos. Eso había hecho que no hubiera dinero para contratar guardias y mucho menos para reparar el desastre que habían causado los salvajes.

Yo sospechaba que de ahí sacaban sus recursos la rebelión, pero nadie pidió mi opinión.

Como sea, contraté los servicios de Savanah para que me acompañara como guardaespaldas. Era muy buena con los cuchillos y la loba me divertía, no podía pedir mejor guardaespaldas. También era una loba de gustos finos, así que sus servicios me costaron un par de piedras preciosas y un collar que saqué del botín que obtuve por la apuesta con el rey idiota.

Juntos, Cole, Savanah, Kyrian el espía metiche y yo tomamos el camino más corto hacia el castillo.

Durante esa cabalgata puede que me haya aprovechado un poco de que no había suficientes caballos y me monté con Cole. Tenía un pecho agradable y fue ese bonito pecho el que recibió una flecha que iba destinada a mi cabeza.

En vista de que era un camino poco transitado y que la veintena de lobos que salió de la nada solo fueron por mí, como que sospeché que era una trampa para matarme.

Por descarte solo habían dos posibles candidatas en el atentado, pero esas dudas serían resueltas después.

Llegamos sin otro contratiempo con el rey Karel solo para que me dijera que no podía hacer ninguna de mis dos absurdas peticiones. Realmente no esperaba que lo hiciera y, como bien he mencionado antes, solo lo dije para hacerlo enojar porque no pensaba participar en su competencia por el poder.

Una vez que quitamos el tema de la mesa, pedí un juicio político para la responsable de un atentado contra mí; aunque técnicamente no me lastimaron, si hirieron a Cole y eso era algo así como traición a la corona.

¿Qué hizo el idiota? Decirme que yo estaba en un jodido error. Por favor, como si yo cometiera errores. Como sea, y solo para ilustrar mi punto, le dije que me llevara ante su nueva y deslumbrante pareja para probarle que ella fue la culpable de mi intento de asesinato.

¿Cómo lo demostraría?

Porque la loba guardaba un registro milimétrico de sus días en varios diarios. Tenía motivos para matarme, después de todo, acababa de pedirle a Karel que me diera su puesto. Además ya me odiaba de nuestro divertido tiempo en la Casa de la manada; tenía motivación, recursos y tiempo de ocio para ser la sospechosa número uno.

Mi otra sospechosa era mi doña suegra pero no era tan lista.

Como sea, Nuestro alegre grupo recorrió el castillo hasta llegar a los aposentos de la loba malcriada y tuve que empujarla un poco para que me dejara entrar. No tuve que hacer mucho cuando encontré su diario en la mesita de noche y lo abrí en una página al azar.

Mientras yo leía en voz alta todo lo que la loba pensaba de mi y su grandioso plan para eliminarme, Savanah sujetó a la loca que clamaba inocencia mientras yo le extendía la evidencia al idiota. Su cara era un poema, sobre todo cuando le dije que yo sería una mejor Luna y no solo porque era bonita sino porque soy la reina legítima del Continente Norte.

Me fui de ahí con una sonrisa en los labios y con dos costales de joyas cortesía d la valiosa información sobre los salvajes que le ofrecí. Fue un buen día.

Enseguida Savanah y yo quisimos derrochar nuestra fortuna en una taberna local muy respetable a orillas del castillo. Hice nuevos y borrachos amigos a los que les conté parte de mi historia con su idiota rey y su muy bien formado príncipe. Puede que yo también estuviera un poco borracha para el momento en que el monosílabo príncipe General vino a sacarme de mi diversión porque el rey aun no había termino de hablar conmigo.

Lastima que yo si había terminado.

Como sea, al día siguiente aun me encontraba en la aldea a las afueras del castillo cuando los rebeldes decidieron que Karel debía morir.

Yo estaba bien con eso, pero no estaba bien con que el grupo viniera acompañado de algunos salvajes y que quisieran lastimar a la humilde clase trabajadora solo porque vivían cerca del idiota.

Los cobardes habían enviado a los salvajes por delante mientras el ejército de rebeldes se preparaba.

Así que Savanah y yo tuvimos que salvar a algunos cuantos lobos de la no despreciable cantidad de 34 salvajes. De nuevo, soy fabulosa.

En cuanto terminamos con eso, decidimos ir a ver si algún salvaje se nos había escapado y llegado al castillo. Cosas pasaron, pero lo importante de esta historia es que Savanah y yo encontramos al rey y al príncipe en una situación comprometedora: Karel había sido capturado y amarrado dentro de una habitación, Cole había sido drogado y arrojado de cualquier modo en esa misma habitación, y un tipo que al parecer era el jefe de la guardia de su alteza el idiota los había traicionado. ¿Cómo sabía ese pequeño detalle? Porque había tomado a la perra Elizabeth y comenzó a tocarla asquerosamente mientras le confesaba a Karel todo.

Hice mi buena obra del día y lo salvé. No me juzguen, él paga muy bien por los pequeños favores.

Combatí con algunos lobos rebeldes más y Savanah, Karel, un inconsciente Cole y yo llegamos a la enfermería real. Savanah trató al príncipe durmiente y pudo despertar un rato después. Mientras tanto los rebeldes se encontraban saqueando impunemente el castillo.

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