Capítulo 70.
Mi tío se rio entre dientes y bajó del lomo de Ángelo.
Yo me acerqué a mi poni favorito.
—Gracias guapo, fuiste por la ayuda indicada. — Dije acariciando su flanco. Él babeó mi pelo. — Debes estar cansado del viaje, ¿Por qué no vas al establo y duermes un poco? Todos estos lobos me protegerán si pasa algo.
Ángelo resopló pero se dirigió a otro lado.
Los lobos me miraban con curiosidad.
—¿Qué? le gusto al poni. Como sea, vayamos con su general.
Diez minutos después volvía al edificio de curanderos y abría ampliamente la puerta del paciente.
Cole se encontraba acostado donde lo dejé con los ojos cerrados. Me preocupé brevemente antes de mirar que su pecho subía y bajaba.
—¿Rayito de sol? — Pregunté dulcemente.
Abrió lentamente los ojos y me perdí en ellos quizá por un momento demasiado largo. Me sonrió conocedoramente y yo le mostré el dedo medio.
—Veo que encontraste tus pantalones. — Dije acercándome a la camilla.
—Los dejaste debajo de la camilla, no era un buen escondite s