Capítulo 52.
—Hola guapo. — Dije abriendo la puerta a la hermosa y fresca mañana. Ángelo relinchó felizmente. — Te traje el desayuno. Lamentablemente, nuestra anfitriona no tiene un trasto limpio que pueda usar para darte agua, así que tendrás que esperar a llegar al castillo.
Yo le fui dando manzanas a Ángelo hasta que llegamos a las puertas del castillo. Me despedí de él haciéndole mimos y arrullándolo hasta que Cole bufó.
— Ve a que te cepillen, Maxim. — Dijo Cole con un suspiro de cansancio.
Ambos lo miramos y ninguno se movió.
—¡Ángelo, maldita sea! — Dijo exasperado. Entonces el caballo se movió para enorme diversión de Savanah y de mí.
—¿Dónde está el espía hoy? Creí que tenía que seguirte hasta en el baño. — Dije mientras recorríamos los pasillos.
—Fue asignado a otra misión temporalmente.
Nadie más habló hasta que llegamos a la oficina del idiota.
—Hola Débora. — Dije asintiendo en su dirección y ella me dio una sonrisa pero siguió escribiendo furiosamente algunas notas.
—Esperaré aquí af