Zarek despertó y miró al techo, pasó sus manos por el rostro y continúo mirando el mismo lugar sin dejar de pensar en que sería de su vida, no podía tener a Madison sufriendo, tampoco quería estar con ella, incluso si fuese por obligación no podía, la describía como una buena mujer, como alguien maravilloso para cualquier hombre excepto para él.
Agotado y estresado, se bajó de su cama y entró al baño para asearse y arreglarse, hoy debía llegar temprano a la compañía y ponerse al día con sus pendientes, tenía trabajo atrasado y ya sus compañeros se lo estaban haciendo saber con sus molestias.
Dos toques en la puerta lo hicieron salir del baño mojado y envuelto en una toalla, abrió y miró que era Madison quien estaba frente a él con su bata de dormir.
—Buenos días — habló.
—Hola, no esperaba verte tan temprano.
—Necesitaba verte.
—¿Ocurrió algo?
—Sí, que ya no puedo seguir soportando esto — se le abalanzó encima para besarlo, pero él de inmediato la detuvo, impidiendo que sus labios to