—¿Puedo saber por qué razón has estado con la mente perdida desde que llegaste del trabajo? — inquirió su amiga Lizet sobre el silencio de Hazel.
—Amiga, hay algo que debo decirte y que no te conté antes por qué prefería tenerlo muy secreto — Lizet tomó asiento a su lado algo inquieta.
—¿Qué pasó?
—Esa noche en el antro rompí mis reglas, estuve con ese hombre y pasamos una maravillosa noche, le robe dinero y su reloj, resulta que el puto reloj tenía un valor significativo para él, por lo que supo donde vivía y vino aquí a recuperarlo — su amiga se levantó exasperada de la cama.
—¿Qué? ¡¿Hazel, qué carajos?!
—Cálmate, no pasó a mayores, y eso es lo que menos importa, lo peor de todo es que ese hombre, ese sujeto con el cual tuve sexo es nada más y nada menos que el padre de Calix ¿Entiendes? Por esa razón me desmayé en casa de Calix, por eso volví antes y por eso no he querido saber nada de él — Lizet abrió sus labios y parpadeó asombrada.
—¿Qué mierdas dices? ¡¿El put@ hombre que