Berrocal
Tres días en México buscando a mi esposa.
Tres días sin saber si está viva o muerta.
Tres malditos días.
—B, necesitas dormir —recordó Chapas.
Le miré de pies a cabeza y mi amigo me tomó de los hombros.
—Sé que está preocupado y enojado con todo el mundo, pero necesito que descanses para que puedas funcionar. Si te dejo salir así vas a matar a la gente equivocada.
—El problema es que he estado escuchando a la gente equivocada.
—Sé que Lim y su novia puede que estén colaborándoles…
—Me refería a ti y esa última llamada, en la cual, me decías como era un peligro para mi vida.
—Berrocal, sé que la amas—le i
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