Capítulo 96. Sí, fui yo
Isabella no puede contener el temblor en sus manos. La cuchara choca contra el borde del tazón humeante de sopa de pollo que tiene enfrente, haciendo un ruido metálico que resuena más de la cuenta en el ambiente tranquilo del restaurante. Megan la observa en silencio, pero preocupada. La expresión de su amiga ha cambiado desde que escucharon la voz chillona de Nuria interrumpiendo su almuerzo.
El recuerdo la golpea como una ola helada. Aquel hombre. Esa noche. La mirada lasciva, las manos sucias con las que quiso forzarla. Si la tía Irene no hubiese llegado en ese preciso instante… Isabella aprieta los dientes. Su estómago se revuelve. La náusea le sube por la garganta. No fue un accidente. Fue un plan, una emboscada en la que la hicieron caer de forma deliberada.
Entonces lo comprende todo de golpe. Nuria. Fue ella.
Su respiración es errática. Megan se pone alerta al instante.
—Así que fuiste tú la que planeaste todo eso —escupe Isabella, dando un paso corto pero decidido hacia Nuria