Capítulo 114. Cafetería
La cena familiar resulta mejor de lo esperado. La casa se llena de aromas caseros, risas suaves y ese bullicio que solo los hogares felices conocen. Esteban, aunque ha contratado a una gran chef para encargarse de las comidas diarias de la familia, esta noche deja que Megan y Bella tomen las riendas en la cocina. Ambas deciden preparar algo especial para los mellizos, quienes tienen un amor incondicional por la pasta hecha en casa. Hacen cuatro variedades distintas: lasaña, fettuccine alfredo, ravioles de espinaca y unos simples espaguetis con salsa boloñesa.
A los niños les brillan los ojos con cada bocado. Bastian incluso repite dos veces, mientras Beatrice se llena la cara de salsa y ríe con esa inocencia tan suya. Esteban sirve el vino, Megan cuenta una anécdota graciosa de su adolescencia y Bella se permite relajarse, al menos por un par de horas. Todos disfrutan. Todos piden más. La mesa se convierte en un lugar de celebración silenciosa, como si el simple hecho de estar juntos