En la profundidad del bosque, Esmeralda se encontraba dormida, sentada debajo de un árbol, abrazado su peluche y con una canasta a su lado, la cual tenía un par de manzanas, estando una a medio comer.
La pequeña abrió levemente su ojo y al darse cuenta donde estaba durmiendo, se asustó un poco.
-El señor lobo me va a regañar sí…
La rubia que se estaba por poner de pie, recordó que estaba enojada con ése hombre y se quedó sentada.
-Cierto, el señor lobo es un tonto.- murmuró, con enojó.
Los adultos siempre hacen lo que quieren y aveces dicen que es por el bien de los niños, pero no, sí a un niño no le gusta algo, obligarle no ayudará a que le guste, sólo va a adquirir más desagrado.
Las aves de alrededor de los árboles volaron a dirección contraria de donde se encontraba la peque&ntil