“¿Sabes por qué no me afectó?”, me pregunta.
“No lo sé. No estoy seguro de que sea cosa de los Guardianes. Obviamente, me afectó”.
Ella asiente de nuevo y luego se aleja.
“Por favor, no te vayas, Lily”.
Se gira y me sonríe por encima del hombro. Es una sonrisa pequeña, pero es una sonrisa. La acepto.
“Sólo voy a traerte un poco de agua. Y tengo que avisar al doctor que estás despierto”.
Me trae un vaso de agua y se dirige hacia la puerta.
“¿Volverás?”.
“Sí”, dice sin mirarme antes de salir.
Cuando vuelve, viene acompañada del doctor y de Anders.
“¡Por fin!”, dice, acercándose a mí y dándome una palmada en el hombro. “¡Me tenías preocupada!”.
Lily lo mira. “Te dije que había recibido mucho acónito”.
“Sí, pero a ti no te afectó en absoluto”, le dice y luego mira al doctor. “Bueno, ¿sobrevivirá?”, pregunta, mirándome con una sonrisa burlona en la cara.
El doctor está comprobando todas mis constantes vitales y revisando las máquinas que tengo conectadas.
“Sí, nuestro Guard