El domingo es muy parecido al sábado, solo que en lugar de pisar el agua, hay que correr. El domingo es día de "maratón", así que corro mis 26,2 millas en dos horas y media. Termino los deberes el domingo por la noche y me preparo para otra semana en el colegio.

El lunes empieza como cualquier otro día. Me toca conducir, así que recojo a Jason de camino. Vamos cada uno por su lado a nuestra primera clase. Veo a Rik por el rabillo del ojo. Me mira, pero no establezco contacto visual y hoy no intenta seguirme. Me siento aliviada porque no creo que pudiera mirarlo a los ojos después de mi orgasmo del sábado por la mañana, cortesía suya. Me ruborizo solo de pensarlo. ¡Uf!

El día va bien y me reúno con Jason y Lacey para comer. Vamos hacia una mesa y Jason se dirige a la cola a por comida. Siempre llevo sobras los lunes, así que empiezo a comer. La habitación a mi alrededor empieza a quedarse en silencio y alzo la mirada para ver a un repartidor que lleva lo que parece ser una docena de r