Finalmente, nuestra estancia en el precios hotel que nos había buscado Greg, duró dos días enteros, y durante la mañana del tercer día, miré a Idris, con su bello rostro brillante por el placer y la dicha compartidos en las últimas horas, y me atreví a abordar el único tema del que aún no habíamos hablado.
- Idris, cuando salgamos de aquí, estaremos en gran peligro, sabes que los hombres que te atacaron te estarán buscando, y si te reconocen, no creo que tengan piedad contigo.
- Si, lo sé, y no se me ocurre que puedo hacer para evitar las posibilidades de que me encuentren.
- Yo he pensado… bueno, que podrías lavarte el cabello hasta que sea de tu color original, y una vez sea así, podrías cortártelo como un muchacho, y hacerte pasar por un hombre.
- No es mala idea, Josh, pero ¿y tú?
- ¿Qué