— No fue tan bello— argumenta el señor Marcó sentado a lado mío.— ese pobre bastardo gritaba como una feroz niña en pleno actuó sexual. Y sabe la parte que más me gustó fue cuando lo cortaron a la mitad y los perros se comían toda su carne.
Los guardias se empiezan a reír seguido con el señor Marcó. Yo en absoluto me quedo en shock y no se que hacer esté momento.
— Pero lo más interesante es de que pago el precio y jamás volvió a descubrir ni hacer más “cuchi, cuchi” a mi maldita esposa.
Apaga el televisor y las cortinas vuelven a levantarse.
El señor Marcó me mira un par de segundas y pregunta.
— ¿Qué pasa detective? ¿A caso se comieron la lengua los ratones?
Vuelvo a mirar la luz del sol, me da mucha alegría de ver el día y estoy muy contento de volver a ver la vieja habitación después de todo lo que ví. Me quedo mudo por unos segundos y no logro contestar.
— ¡Vamos detective no quiere soltar ni siquiera una puta frase!
Vuelv