Cuando April se fue, el silencio se instaló entre ellos.

Nathan avanzó unos pasos.

—Me dieron esto —dijo, alzando el sobre—. Te dieron el alta. El médico dice que necesitas descanso y cuidado. Y quiero… ofrecerte mi apartamento. No lo hagas por mí. Hazlo por el bebé.

Marie lo miró en silencio. Tenía tantas emociones cruzadas dentro de sí. No confiaba aún en él. No estaba lista para perdonar. Pero tampoco podía olvidar el sonido de esos latidos en la pantalla.

Suspiró.

—Lo haré… pero solo por el bebé.

Nathan asintió, tragando con dificultad la emoción.

—Por el bebé —repitió en voz baja, como una promesa que recién empezaba.

****

Durante el trayecto a casa, April fue en silencio. Logan conducía sin prisa, atento a cada bache como si quisiera evitar que el mundo la rozara siquiera.

En un momento, April apoyó la frente en la ventanilla, observando las calles que comenzaban a parecerle familiares. Su respiración se volvió más profunda, como si el recuerdo de los años sola comenzara a pesar