Efectivamente, Odell regresó al atardecer, antes de que se oscureciera.
Llevaba un traje con un largo abrigo negro por encima, la cual complementaba su alta e imponente figura.
Acababa de entrar cuando Isabel se le acercó corriendo.
"¡Malito, volviste!".
Odell la levantó y le dijo a Liam, quien estaba leyendo un libro en el patio: "Hace frío. Ven a leer adentro".
Liam no dijo nada, pero guardó obedientemente el libro y lo siguió dentro.
Iban a cenar pizza.
En ese momento, Sylvia estaba sentada a la mesa con la Tía Tonya, haciendo la masa.
Ambas levantaron la vista cuando vieron entrar al padre y a los niños.
Odell le sonrió y se acercó rápidamente a la mesa. Luego, colocó sobre la mesa la caja que llevaba en la otra mano. "Compré unos bocadillos en el camino. Deberías comértelos mientras están calientes".
A través de la caja, Sylvia pudo oler la fragancia que salía de su interior.
Frunció los labios y dijo: "Está bien".
Al ver que Isabel miraba la caja ansiosamente, la dejó