Frunció los labios y los ojos y continuó con una cálida sonrisa: “Solo me lo arruinas al evitarme”.
Sus palabras fueron como explosivos en la cabeza de Sylvia. Destruyó todos sus pensamientos desordenados y ella abrió los ojos de par en par en asombro.
¿Qué quiso decir con eso?
Thomas notó la mirada en blanco en su rostro. Le pellizcó la nariz y dijo: “Deja de mirar al vacío. ¿No te vas a casa?”.
Su toque se sintió como la picadura de una abeja y la sobresaltó, haciendo que se tambaleara unos pasos hacia atrás.
Fue en ese momento que vio a Odell parado atrás de Thomas.
El hombre llevaba un abrigo azul marino. La expresión helada en su rostro era tan fría como el clima.
Isabel estaba en su brazo izquierdo y Liam estaba en su derecho, sosteniendo su mano.
El hermano y la hermana también la miraban a ella y a Thomas.
Sylvia se congeló. “¿Odell? ¿Por qué trajiste a Isabel y Liam aquí?”.
Thomas la escuchó y también se dio la vuelta.
Odell se quedó allí y la miró a ella