—¡Oh! —exclamó Caprice, sobresaltada por la repentina parada.
Liam se giró, frotando suavemente el lugar de su frente donde chocaron, su tacto tierno contra su piel.
—¿Por qué te detuviste tan de repente?— preguntó, con un atisbo de confusión en su voz.
—Hemos llegado al ascensor— respondió, señalando las puertas que la esperaban mientras ella presionaba el botón.
Caprice se encogió interiormente ante su propio olvido
—Oh— murmuró tímidamente.
Mientras esperaban el ascensor, la mirada de Liam se detuvo en las mejillas sonrosadas de Caprice, la curiosidad brillando en sus ojos
—¿Que estabas pensando?— sondeó suavemente.
—Yo... yo no estaba pensando en nada— tartamudeó, con un sonrojo arrastrándose por sus mejillas.
—¿Cómo terminaste encontrándote conmigo entonces?— Liam persistió, su tono ligero.
Caprice evadió su mirada y sus mejillas se sonrojaron
—Fue sólo un accidente. No estaba prestando atención— confesó, con evidente vergüenza.
Una sonrisa a