Caprice conocía a Liam de toda la vida, pero aquella era la primera vez que veía una expresión tan cruel en su rostro. Se acurrucó en un rincón y permaneció en silencio.
El presidente Michael los miró a ambos como si fueran un animal salvaje.
—¿Ustedes dos se conocen? —¡Hmph, entonces creo que tendré que cuidar de ustedes dos!
Diciendo esto, se volvió hacia sus subordinados que estaban reunidos detrás de él y ordenó:
—¡Atrápenlos! Me aseguraré de que sepan que no deben molestarme, ¡especialmente esta pequeña zorra que está aquí! ¡Le voy a dar una lección!
Caprice se aferró desesperadamente a Liam.
Era la primera vez que trataba con una persona tan peligrosa.
Liam la abrazó con fuerza. Se mantuvo erguido y audaz, completamente imperturbable ante los gritos del hombre.
Un agudo destello de hielo apareció en sus ojos.
El aura que desprendía tuvo un efecto tan helado que los hombres sintieron un escalofrío recorrerlos.
Antes de que pudieran acusarlo, los guardaes