Miró a Caprice y luego se volvió hacia Sherry con una sonrisa y le preguntó:
—Hermana, ¿quién es este angelito?
Al escuchar el elogio sobre su hija, Sherry respondió con un toque de alegría:
—Ella es mi pequeña hija.
La expresión de Carl mostró un poco de decepción.
John, entrando a la habitación en el momento adecuado, observó el sutil cambio en el comportamiento de Carl y una sonrisa se formó en sus labios.
Carl rápidamente sonrió y comentó:
—Vaya, eso explica por qué el ángel se ve tan lindo.
Sherry se rio entre dientes, convencida de que su hija era la niña más hermosa de la Tierra.
Dirigiéndose a Caprice, dijo:
—Caprice, este es el tío Sager. Es mi amigo.
Caprice miró a Carl con los ojos muy abiertos.
—Hola, tío Sager.
La dulce voz de la niña tocó la fibra sensible de Carl. Él respondió con una brillante sonrisa:
—Hola, Caprice.
En ese momento, el dueño del restaurante se acercó y los vio conversando. Sorprendido y encantado, el dueño preguntó