Rodrigo llegó a la casa, bajó del auto con su portafolios y se metió en la biblioteca, allí de se estuvo por algunos minutos.
Rolando desde su habitación escuchó el llanto de Scarlet, comprendió aún más el daño que había causado y se alejó de la puerta para no oírla, se acercó a la ventana y la abrió para distraerse con el ruido que pudiera entrar. Pero estaba intranquilo y desasosegado, nunca se había sentido tan canalla como en ese momento.
"Soy un ser despreciable, no sé ni cómo tratar a una mujer".
Su conciencia no lo dejó en paz, entonces decidió hablar con ella, rodó su silla hasta la puerta y tocó.
—Señorita Scarlet. —Ella miró hacia l