Mariem estaba empacando algunas cosas en una pequeña maleta cuando su padre entró de repente y miró lo que hacía y le dijo:
—¿Qué estás haciendo?
—Me voy.
—¿A dónde se supone que vas a estas horas?
—Me voy papá, no voy a volver contigo a Londres, tengo en mi vientre un hijo que no tiene sangre aristócrata, no me quedaré contigo esperando que humilles a mi hijo.
—No te doy mi autorización de salir de esta mansión, mañana te devuelves conmigo a Londres.
—Liam cumplió su palabra, al menos en eso mantuvo su decencia.
—¿Qué estás queriendo decir?
—Me dio su anillo, mi vida y mi embarazo son ahora mi asunto, me iré lejos donde no te cause vergüenza, nadie aquí sabrá que hay un bastardo en la familia.