El Rey estaba sentado en el Salón de Consultas cuando se abrió la puerta y Baski guió a dos niños nerviosos hasta allí.
Una adolescente y un niño pequeño, con los dedos apretados mientras se empujaban para presentarse ante el Rey.
"Mi Rey, usted nos mandó a llamar...". Remeta se obligó a decir. Estaba preocupada.
¿Y si ayer dijeron algo que no debían decir?
"¿Tienes idea de lo que pasó ayer?". El Rey gruñó al fin: "¿Tienes algún recuerdo?".
Los dos sacudieron la cabeza al mismo tiempo. Corna se acercó a Remeta, pues estaba nervioso y asustado.
"Eso pensaba también". Al Rey Lucien no le sorprendió que no se acordaran.
Ayer pudieron mirarlo a los ojos, pararse con valentía y decirle todo lo que tenían que decirle. Sin embargo, hoy no eran más que dos niños asustados ante su Rey.
"Quiero agradecerles a ambos, por lo de ayer. Puede que no sepan lo que hicieron, pero nunca lo olvidaré", dijo con mucha suavidad.
Remeta dejó escapar un suspiro que no sabía que estab