La cena en la sala privada de Alexia fue espléndida, ostras, toscas de vaciar, y mucho champán; a la segunda copa que Danisa dejó vacía sobre la mesa, sintió como las burbujas de la alegre bebida le recorrían la garganta, y una brevísima sensación de euforia le recorrió el cuerpo. Estaba un poco achispada, y la sensación le gustaba, le encantaba sentirse joven y despreocupada, alejar la imagen sempiterna de Michael.
- Danisa, querida.-comenzó a decir Alexia.- ¿qué te parece si pasamos a la sala común?
- Una excelente idea, me alegro mucho de que me convencieras de venir hasta aquí.
- Yo, en cambio, no estoy segura, ¿te encuentras bien? Has cenado muy poco, y has bebido el champán muy rápido.
- Estoy muy bien gracias.
- Bueno, va