‘Grandioso, Eva. Lo hiciste enojar y mucho.’ Me digo mentalmente.
El enojo de Arnold en su mirada, no es broma como tampoco lo es su arma pegada a mi frente. Por eso, mi vista se nubla y yo me paralizo sabiendo que no está bromeando al mencionar que no tolerará la burla que tontamente he hecho hacia él.— Arnold…— Te lo diré ahora mismo, Eva: el hecho de que no te haya golpeado, amordazado o violentando verbalmente, no quiere decir que tolere todo tipo de cosa. Yo soy un caballero, aunque te sorprenda lo soy y por eso, no soy alguien violento con una mujer. Pero, Eva, todo tiene su límite y lo estás pasando.— Yo… no sé…— No vuelvas a burlarte de mí así o la advertencia será tan dolorosa que me vas a odiar y si te preocupa eso de enamorarte de mí, te diré que odiándome también me sirve, porque es un sent