Celeste se rio con sarcasmo:
—No lo necesito. Ya me he ido del Grupo Vargas, ¿todavía quieres hacerme más trampas?
Joana sacudió la cabeza con impotencia y una sonrisa:
—Celeste, sé cómo me ves en tu corazón... No me importa si me crees o no, de verdad me siento arrepentida, hoy vine a disculparme contigo. En realidad, no te odio tanto, solo es que…
Hizo una pausa y continuó:
—Solo te tengo un poco de envidia. Después de todo, eres más joven y hermosa que yo. Antes me molestabas un poco.
Celeste tomó un sorbo de limonada, sin responderle nada.
La mirada de Joana ya no tenía ni un ápice de hostilidad:
—Celeste, eres demasiado bondadosa, te dejas engañar fácilmente por los demás, y esa es la razón por la que me has perdido. Este mundo es mucho más oscuro de lo que imaginas, y personas como tú siempre saldrán perdiendo.
Celeste estuvo de acuerdo con eso:ç—Ya lo he aprendido. He aprendido de la lección que me diste y me mantendré alerta ante personas como tú.
Joana podía percibir la hosti