Jesús el donjuan

Tiempo después, termina el turno a las 5 de la tarde y sale de la estación a buscar a la niña porque sabía que su esposa no iría a retirarla en el colegio. Uno de los primeros problemas y de los más grandes para que meses después, Jesús decidiera por la vía legal, solicitar el divorcio de Alegría, aunque se quedaría sin custodia por la “legalidad” de la parte femenina.

Las quejas de los alimentos, los malos tratos hacia él, la mala relación entre ellos, la falta de cariño y momentos entre marido y mujer, causó que el matrimonio tuviera un quiebre irreversible. No aceptaba comer nada que él hiciera, nada casero; a menos que fuera comida de afuera ya lista y llena de grasa al llegar a la casa. Los papeles de divorcio fueron dados por el abogado de confianza del oficial Jesús, el Dr. Néstor Morales, de 70 años, 36 años de graduado en la Universidad Central de Venezuela en Licenciatura en Derecho.

-Gracias Doctor, le agradezco por haberme sacado de este problema. Espero no tener que actuar a más legalidad en contra de mi ex mujer.-

-No se preocupe, lo que sea por el hijo de mi viejo amigo Armando Rincón.-

El doctor Morales se encontraba recibiendo los papeles de parte del oficial Jesús para poder terminar de legalizar todo el divorcio y lo referente a la custodia, por ahora compartida, de la pequeña Angélica. Era algo que habían acordado ya que Alegría no trabajaba y podría estar con ella luego de sus clases en el colegio. Jesús trabajaba todo el día y podría verla los fines de semana o un día a la semana que no le tocara trabajar.

Posteriormente, Alegría ya estaba fuera de la casa de manera total tras todo lo concerniente con el divorcio de ambos, llevándose todas sus pertenencias, la mitad de la ropa de su hija y su vehículo para poder trasladarse a su trabajo, el cual era de cajera de supermercado. Jesús se lo había conseguido, gracias a una señora que había ayudado hace tiempo cuando un ladrón quiso robarla. A partir de ese momento, las visitas se mantuvieron de forma semanal.

Las fechas importantes como cumpleaños, navidad, vacaciones y demás, se mantuvieron de modo compartido a mitad pero seguían teniendo problemas por la parte económica, a sabiendas de que ella producía mucho menos que él y por consiguiente ella quería sacar provecho de dicha situación la mayoría de las veces pero Jesús compraba lo necesario para Angélica y que tuviera todo lo que necesitaba. Alegría trabajaba solo medio turno en su trabajo en las mañanas y al estar ahí, tenía descuento para comprar comida.

********** FIN FLASHBACK **********

Sale de sus recuerdos de su matrimonio fallido y se dirige a las celdas de las reclusas, luego de haber pasado por la cocina a retirar las comidas respectivas, dejando de último a la señorita Prince, quien se encontraba recostada en la cama como había llegado, luego de la visita de su amiga.

-Hola Andrea, te traje la comida de hoy. Me tocó cocinar de nuevo y te hice un omelette de queso con varios trozos de vegetales y un jugo de naranja para que disfrutes un poco más.- Ese era el pequeño gancho para tratar también de atraer su atención.

Ella se despierta al escucharlo ya que al estar en ese lugar, sin ningún libro o algo para hacer, se aburría y más al no tener su teléfono consigo y así hablar con sus amigos.

-¿Ya es hora de la cena? ¿Cuánto tiempo dormí?-

Se había dormido casi enseguida ya que no había dormido en casi toda la noche por las pesadillas que había tenido al imaginarse estar ahí para siempre por culpa de algo que no había cometido. Ve que realmente afuera estaba oscuro y se sienta mientras se quita los lentes y se frota la cara.

-Han pasado 7 horas más o menos, desde que entraste a la celda a las 2 de la tarde. Ten, te traje la comida y me gustaría que pudiéramos hablar un poco más.- En ese momento despliega un banco para poder sentarse cerca de la cama ya que había entrado en la celda mientras que con sus rodillas, le sostiene la bandeja para poder servirle de apoyo y que pueda comer tranquila.

Se había quedado dormida, casi una hora y media después de la visita de Yulieth, aparte de que pensaba demasiado en la situación en la que estaba y solo había dormido. -¿Hablar? ¿De qué? Ya dije todo lo que sé sobre lo que sucedió.-

-Bueno, siento que puedes hablar un poco más conmigo en realidad. Desde el primer día que entraste, he buscado la forma de tratar de ser bueno contigo y un poco más caballero que de costumbre. Sé que no es común o “usual” que un custodio hable así para una reclusa pero sucede que sí, hay algo que me cautivó.-

-¿Te cautivé? ¿En qué sentido?- Era extraño que le dijera eso pero si necesitaba hablar con alguien y aunque Yulieth no estuviera con ella, el oficial Jesús había sido amable con ella, de eso no tenía dudas.

-La verdad… Es que toda esta situación me tiene estresada y asustada. No nerviosa, si no asustada. Solo le hacía el favor a un amigo y terminé aquí. Lo que es peor, es que necesitaba ese dinero para los medicamentos de mi hermano.-

Se coloca sus lentes de nuevo y nota que está sentado frente a ella, lo cual le parecía raro ya que generalmente, los policías estaban del otro lado de las celdas y realmente no lo había notado ya que había tenido la mirada baja.

Posterior a ello, Jesús toma su mano y busca la manera de que se sienta más tranquila para que le pueda seguir contando sin problema alguno y susurra… -Puedes confiar en mí, te lo prometo.-

Ahora le parecía más extraña la situación pero por alguna razón, le creyó y asintió mientras apretaba su mano ligeramente, bajando la mirada para seguir hablando.

-No. Levanta la cara y háblame. Estoy aquí.-

Se sorprende al escucharlo pero eso la hace reír ya que nadie le había dicho eso nunca. -De acuerdo. No estamos en buena situación económica y no me renovaron mi contrato de trabajo en la empresa donde estaba. No ganaba demasiado pero me alcanzaba para poder pagar los medicamentos de mi hermano y mi familia es… Algo o más bien, demasiado conservadora y algo estricta con varias cosas.-

Por no decir que realmente controlaban su vida y casi todo lo que debía hacer, estudiar y dónde debía trabajar exactamente. Era tonto ya que tenía 32 años pero la habían criado de esa forma y era un miedo que tenía desde los 8 años.

-Ok, y por esa razón fue que decidiste tomar la decisión de arriesgarte tanto a un detalle como el de meterte en negocios ilegales. Entiendo que haya sido por desesperación pero ya debes estar tranquila. A lo mejor en unos días ya hay veredicto, sin embargo, debes estar atenta a todo lo que yo pueda hacer por ti. No quiero que la pases mal con toda la situación, sé que estar en una cárcel no es nada bonito y es frustrante. Si lo es para los presos que tienen que pagar condena; imagínate nosotros que debemos aguantar insultos o malos tratos.-

Hace un movimiento con su pie en el banquillo sentado, evitando que se caiga la bandeja pero se cae la rosa y la carta de la cama, dándose cuenta ella después ya que cuando él había hecho ese movimiento, ella había retrocedido y había tumbado la almohada.

-Espera, Se cayó esto y…- Ahora era una buena oportunidad para preguntarle sobre esto pero no sabía si hacerlo directamente. Levantó las cosas y las dejó de nuevo cerca de la almohada pero más cerca de ella.

-Me… Me gustaría saber, ¿por qué… Escribiste esto? Apenas me conoces de hace 2 días.-

-Sencillo, claro y sin vista, prefiero decirlo no lanzado pero sí directamente. Desde que entraste, como bien leíste en la carta, me sentí plenamente cautivado por ti y en realidad estaba buscando que te dieras cuenta para tratar de acércame más.-

-No entiendo cómo fue que te fijaste en mí y la verdad…Es que esto me sorprendió. No puedo pensar en eso ahora mismo ya que mi cabeza está ocupada con lo que está sucediéndome en este momento con toda esta situación.-

Nunca le había pasado esto y si debía admitir que se sentía halagada pero ahora mismo, no era capaz de procesarlo. Solo tenía a su hermano en la cabeza y poder salir de aquí cuanto antes para volver a su hogar.

-Yo entiendo perfectamente todo lo que te sucede, no te creas. Aunque no debes dejar que eso te consuma. Debes estar calmada, por favor.- Le acerca un poco de agua y le pasa la mano en su rostro suavemente, dejando la bandeja en la cama y posteriormente se levanta suspirando fuerte con la cara mirando directamente a la puerta.

No quería ofender al oficial Jesús pero era difícil no dejar que todo la consumiera y más con esta situación pero si debía estar calmada y no tan ansiosa. Toma la bandeja y comienza a comer, suspirando por lo bueno que estaba el omelette. -Gracias por la cena. Yo… Voy a tratar de no dejar que me consuma pero… Me cuesta trabajo no hacerlo.-

-No es nada. Vuelvo y repito como dije en la carta: si no te gusta lo dejaré de hacer, de verdad.-

-Yo… Voy a leerla de nuevo y… Tratar de entender todo lo que dice la carta.- Acomoda un mechón de su cabello, al mismo tiempo que tiene cuidado con la bandeja.

-Pensándolo bien, no sé si estoy haciendo lo correcto pero sí quiero que ella me diga algo positivo en todo el sentido de la palabra.- Piensa Jesús.

Jesús se queda apoyado con la espalda pegada a la reja, suspirando profundamente, esperando ver si en algún momento se daba cuenta de todo lo que pasaba por sus episodios frecuentes de despiste.

Andrea esperaba alguna respuesta pero solo veía que se daba la vuelta y la miraba fijamente, lo que hizo que se sonrojara un poco pero también se pusiera nerviosa ya que no sabía si lo había ofendido o no con su respuesta.

-¿Todo bien, oficial Jesús? Pareciera que está… Algo molesto.-

-Dejemos las formalidades a un lado, Andrea. Basta de llamarme oficial. Te he comentado que yo, estoy buscando la forma de que te sientas bien en esta vorágine de locura que vives y que el tiempo que estés pasando en este lugar sea más tranquilo. Yo quiero ser tu amigo. En realidad, con la carta, busqué que fuera más que eso; incluso con las flores que te obsequié.-

-Es difícil no ser formal con un policía pero trataré de llamarlo por su nombre.- Asiente y termina de comer, tomando el vaso para beber el jugo con calma.

Jesús se acerca un poco más a ella y busca sentarse a su lado, sin invadir demasiado su espacio personal para que no se diera una idea equivocada y que creyera que se quería aprovechar de la situación.

-Si yo te contara todo lo que pasé con mi anterior relación, te juro que empezaría hoy y terminaría en una semana de todo lo difícil que fue lidiar con tal situación. Aunque de esa haya nacido el mejor regalo que tengo, mi hija.-

Jesús saca una foto de su cartera y se la da a ella. -Guárdala.-

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