-Nos vamos de Luna de Miel.- Se ríe mientras se apoya en él cuando están dentro del taxi y agita la mano desde dentro para despedirse de su hija, ya extrañándola.
-María Angélica está en buenas manos amor, todo saldrá a pedir de boca.-
-Así será.- Asiente mientras se relaja contra él y entrelaza su mano, sintiéndose relajada a su lado y queriendo olvidar la llamada de hace poco tiempo.
-Amor, respira hondo. Vamos a divertirnos en la isla si?-
-Eso haremos, supongo que solo estoy algo afectada pero se me pasará. No te preocupes, aunque si debo llamar a mi hermano.- Sonríe mientras sigue acariciando los dedos de su pareja.
-Tú y yo merecemos felicidad mi vida.-
-Lo merecemos.- Asiente mientras sonríe y se acomoda mejor contra su cuerpo. Iban de luna de miel y no podía dejar que una persona negativa dictará su vida.
Pasa un rato breve y llegan en taxi al tren que los llevaría al ferry. Apenas marcando las 6:20.
-Llegamos algo justos pero si llegamos, amor.-
-¿Se va en 10 minutos?- Se baj