Dana se despertó sobre el pecho cálido de Kian.
La cama era demasiado pequeña y casi se echa a reír al ver que los pies de Kian sobre salen del colchón.
No podía creer que hubiera ido a buscarlo la noche anterior pero no se arrepentía. No cuando la noche pasada había sido tan maravillosa. Sus ojos se dirigieron al de Kian levantándose ligeramente para observarlo.
¿Podía seguir con aquel distanciamiento entre los dos?
Lo amaba demasiado como para negárselo ahora pero no era el momento para admitirlo. El día de hoy sería la convocatoria con los ancianos y toda su atención debía estar ahí pero seguía sin poder apartar la mirada de su macho embelesada por sus facciones masculinas.
El otro día le había dicho que pensaba que alguien como ella no lo elegiría lo que le hizo preguntarse si detrás de toda esa arrogancia del Alfa había realmente inseguridad. ¿Creía que su cicatriz le restaba atractivo? Porque de alguna manera ella sabía que eso era la fuente de su inseguridad que apenas había de