Su lengua hacía maravillas sobre el pico de su pezón.
Aisha solo podía gemir y retorcerse contra él, amando cada una de las sensaciones que estaba experimentando con cada segundo que pasaba las sentía más intensas, más ardientes.
Por un momento, sintió el peso de Kieran abandonarla y gimió en protesta porque no quería que se fuera, lo necesitaba con ella.
Pero cuando abrió los ojos y lo vio mirándola de aquella manera tan oscura y posesiva mientras se quitaba la ropa, su respiración se cortó y lo deseó mucho más de lo que ya lo hacía, aunque antes eso ya le había parecido imposible.
Sus ojos recorrieron la desnudez perfecta del macho.
Aunque normalmente los lobos son musculosos, ninguno se asemejaba a él, su porte, su altura y su presencia imponían. Pero su belleza masculina seducía.
Las hembras no solo lo buscaban por ser hijo del Alfa, sino por su estampa, por lo terriblemente atractivo, que era. Y entonces ella se sintió celosa en este momento de que otras hembras pudieran verlo co