Capítulo 5: Secretos bajo la lluvia

El taxi la dejó frente al Battersea Park mejor conocido como el pulmón de Londres debido a su gigantesca longitud repleta de árboles.

La joven pagó y se adentró en el parque.

Caminó por la orilla observando el Támesis mientras intentaba calmarse. No podía creer que había tenido un ataque de ira como una chiquilla dando como resultado su dimisión.

Respiró hondo y sacudió su cabeza evitando esos pensamientos.

—Hiciste lo correcto Jaden, está bien— se dio un par de palmadas en el hombro como consuell. No podía trabajar para un hombre tan egoísta.

Decidió sentarse en una banca ya que aún le faltaba llegar al lugar dónde habían encontrado el cadáver de Louis, estaba cerca.

El asesino dejó el cuerpo del niño en una de las bancas, no entendía como nadie se había dado cuenta de aquello.

Mientras pensaba un trueno la asustó de repente.

Iba a llover y no llevaba ni un mísero paraguas. Lo había olvidado en el auto de Arley.

Quería llorar, había gastado su poco dinero en el taxi.

Todo por culpa del CEO.

—Maldito idiota— dijo ella. De pronto el celular comenzó a sonar, era Arley. Había olvidado devolverle el teléfono.

Lo haría mañana. Ahora quería simplemente encontrar la banca y luego irse a recostar en su cama.

Suspiró mientras escondía su cabeza entre sus rodillas.

Agitó su cabello con las manos frustrada y luego regresó su vista al cielo negro.

Vaya día, pensó.

—¿Jaden?— escuchó que la nombraron distrayéndola de sus pensamientos. La joven giró un poco su cabeza encontrándose con Luke vestido con traje deportivo.

—Luke, ¡que sorpresa!— el joven se sentó a su lado en la banca. —¿Qué haces acá?

—Vivo por aquí. Vine a ejercitarme antes de comenzar mi turno ¿Y tú?

—Bueno...— suspiró recordando su mala noche. —Es que fui a un funeral en dónde di mi renuncia y de la cólera terminé caminando sin rumbo—se encogió de hombros. Luke se sorprendió al oír la notica. Le ofreció agua a la joven.

—¿Y qué sucedió?— Jaden tomó un sorbo de la bebida.

—Desacuerdos con mi jefe.

—Ya veo. Eso es normal Jaden. Pero si no te sentías cómoda ahi, hiciste lo correcto, supongo.

—Eso creo también.—Luke tomó la mano de la joven sorprendiéndola.

—No te vayas a poner triste. Ellos te perdieron a ti. No al revés.—Ella intentó sonreír, porqué pensaba todo lo contrario.

Iba a responder cuando la lluvia comenzó a caer.

—¡Rayos!— exclamó Luke y Jaden cerró los ojos frustrada por su suerte. —Tengo un paraguas en el auto, quédate bajo aquel árbol para que no te empapes, ya regreso.— Jaden obedeció al joven y corrió unos cuantos metros para colocarse bajo el árbol y evitar mojarse.

Se abrazó a si misma para protegerse del frío cuando comenzó a escuchar los susurros, los vellos de sus brazos se erizaron.

De pronto varias almas comenzaron a pasar frente a ella.

Jaden olvidaba que en los lugares públicos, como Battersea Park muchas almas se quedaban en espera de que alguien los ayudara, es por eso que ella trataba de evitar esos sitios.

Asustada cubrió sus ojos, sus manos le temblaban pero ella hacía lo posible por dejarlas frente a su rostro.

Entonces sintió una presencia frente a ella, aquel espíritu sonreía por haberla encontrado.

Jaden tragó despacio, comenzó a sollozar aterrada, podía sentir la mala energía de ese espíritu. Estaba perdida o así se sentía hasta que comenzó a sentir una increíble calidez rodeándola por completo.

Dos brazos la rodearon y la acercaron a su pecho cálido.

—Ya estás a salvo— fue lo que escuchó antes de desmayarse.

(...)

Arley no podía creer que Jaden había renunciado así de fácil.

Pero ¿quién no lo haría?

Pensó en todo lo que le dijo a Jaden y se sintió como un idiota.

Claro que debían hacer justicia por ese niño y bueno, el simplemente se había cegado por los negocios y no por el bien del niño.

Se sentía deshonesto y sucio.

Eso mismo había pasado con su padre, la gente que no quiso ayudarlo para vengar la muerte de su padre. No debía ser igual.

¿Qué le pasaba?

Se había equivocado.

Tenía que hablar con ella. Él se había equivocado y no podía dejar que un loco pedófilo siguiera suelto.

Había cometido un grave error y el había aprendido que cuando se equivocaba debía disculparse.

Al entrar al auto vio el paraguas rojo de la joven posado en el asiento del copiloto.

Lo había olvidado.

Tomó aire y encendió el auto.

¿Pero a dónde debía ir?

Suspiró.

Sacó su celular para intentar llamarla pero ella no respondió.

Iba a apagar el celular cuando una notificación del times le llegó. Era la noticia sobre el asesinato del niño.

En ella informaba que lo habían encontrado en el Battersea Park.

Arley suspiró.

—¡Claro!— exclamó. Probablemente Jaden había ido ahí a buscar algún tipo de pista. No estaba seguro al cien por ciento pero si no estaba ahí estaba en su casa.

Así que decidido emprendió su viaje en busca de la joven.

Aceleró lo más que pudo y en quince minutos logró llegar, se bajó del coche cuando un enorme rayo iluminó el cielo nocturno de Londres seguido de un trueno.

Arley agarró el paraguas y comenzó a correr para poder encontrar a Jaden.

Pasarón algunos minutos cuando la lluvia comenzó a caer, el joven encendió el paraguas y siguió en su búsqueda sin importarle que sus zapatos Armani se mojaran o qué su pantalón traído de París se manchara de lodo.

Su objetivo en ese momento era encontrar a Jaden.

Miró en cada árbol y banca, corrió hacia el camino ubicado al lado del río desesperado por encontrarla.

—¿Dónde estás?— se preguntó cuando un sollozo lo puso en alerta.

Se giró hacia la derecha encontrándose a Jaden cubriendo su rostro con las manos.

Todo su cuerpo temblaba y eso lo preocupó.

Rápido se acercó a ella soltando el paraguas dejándolo sobre la vereda y al estar cerca de ella no pudo evitar abrazarla.

Por puro instinto la rodeó con sus brazos tratando de calmar el miedo que ella sentía, soltó un "ya estás a salvo" y pronto su pequeño cuerpo se relajó.

En ese momento Arley notó que Jaden se había desmayado.

Como pudo, colocó su sacó encima de la joven y la cargo para luego huir hacia el auto.

Mientras tanto, Luke al llegar al lugar que le había indicado a Jaden encontrando a la soledad misma y una sombrilla roja que se empapaba por la lluvia.

(...)

Jaden despertó acelerada, notó que su cuerpo estaba cubierto por un saco negro que reconocería a kilómetros.

Frente a ella estaba el cristal del auto que dejaba ver el vaivén del los parabrisas.

Jaden giró su cabeza encontrándose con el rostro de Arley quién la observaba de una manera extraña.

—¿Qué hago acá?— fue lo primero que se le ocurrió preguntar.

Arley inclinó su rostro y suspiró.

—Bueno, al parecer te desmayas con facilidad.

—¿Yo?— preguntó nerviosa y Arley asintió lento.

—¿No lo recuerdas?— preguntó el castaño y Jaden negó con la cabeza. Bueno, ahora se sentía avergonzado por abrazarla de aquel modo y que ella no lo recordara.

Un momento, pensó ella, aquella calidez que la cubrió de repente ¿había sido él? ¿Acaso él la había cargado hasta el auto?

—Ya estás en casa— le dijo interrumpiendo sus pensamientos. —Supuse que algún fantasma te molestó y por eso te desmayaste así que sólo esperé a que despertaras.— Jaden miró a su lado derecho, tenía razón, estaban frente a su edificio.

—Bien, entonces adiós— estuvo a punto de abrir la puerta cuando Arley pronunció dos palabras que jamás creyó escuchar de él.

—Lo siento— el corazón de Jaden se aceleró. Se giró a verlo confundida. —Lamento... haber sido un idiota.

—¿En serio?— se tapó la boca mientras el la veía divertido.      —digo, tiene razón.

—Sí Jaden, lo sé— fijó su vista al frente —hice mal al haberte dicho eso tú tenías razón, debemos hacer justicia así como yo trataré de hacer justicia por mi padre.— La chica se sorprendió al oir eso.

—¿Por tú padre?

—Esa joya que te pedí que buscaras. Es la culpable de la muerte de mi padre y mi hermano por eso aún te necesito Jaden y no sólo eso, me hiciste pensar en lo tonto que me comporté en el funeral.— Los ojos azules de Arley de pronto buscaron los suyos, miraban a Jaden tan detenidamente como si intentarán encontrar en ella un poco de comprensión hacia su persona.

Ella de alguna manera lo hacía, él se estaba abriendo con ella. Para empezar no tenía la menor idea de lo que le había pasado a su padre y ahora él se lo estaba explicando.

La joven inclinó su cabeza haciendo que Arley mirara su regazo esperando recibir algún tipo de represalia, pero se sorprendió al ver que no sucedió nada.

Levantó la mirada lentamente hasta toparse con una enorme sonrisa que le ofrecía una extraña cálidez la cuál llevaba tiempo sin sentir.

Arley le regresó la sonrisa sorprendiéndose a si mismo.

—Bien, supongo que eso significa que me perdonas. —Señaló la sonrisa de Jaden. Ella sintió un pequeño cosquilleo justo en el estómago al ver la expresión de Arley, parecía un cachorro que recién habían felicitado.

—Bueno yo también debo disculparme por haber reaccionado así. Y sí de hacer justicia se trata, ahí estaré— Arley asintió.

—No te preocupes, de todas formas aún tienes un contrato por cumplir.

Es verdad, pensó.

Pasarón algunos minutos en un cómodo silencio cuando la lluvía cesó.

Ahora que lo pensaba habían compartido un secreto después de todo y eso la hacía sentirse más cercana al joven.

—Bien, entonces olvidemos todo. Ve a descansar y te veo mañana. —Jaden asintió y en ese momento un estornudo salió de ella.

Arley se preocupó.

—Entra ya y secate bien no quiero que te enfermes.

—¿Se está preocupando por mí?—el corazón de Jaden latió emocionado.

—Por supuesto que sí. Temo por mi salud. Si me contagias la gripe estaré sentenciado.

Claro. Olvidaba que seguía siendo Arley Davis.

Jaden bufó decepcionada.

—¿Qué esperas? Ya vete.— Jaden levantó su mano mostrándole un saludo militar.

—Sí señor—dijo y luego bajó del auto.

—¡Jaden espera!— la joven lo miró —Gracias— dijo y Jaden sonrió a más no poder —Duerme bien Jaden, mañana será un día pesado.

—Claro que sí jefe— ambos se despidieron y la joven caminó hacía su edificio mientras Arley la observaba.

No sabía porqué le había dicho aquello, era como si buscara que la joven lo comprendiera.

Le estaba afectando el no dormir últimamente.

Sacudió su cabeza tratando de evitar sus pensamientos y encendió el auto desapareciendo por la calle.

Mientras tanto, Jaden al entrar a su cuarto, buscó toallas y se secó, se cambió de ropa y tomó asiento en su cama suspirando.

Recordó la escena que recién había sucedido y sonrió.

Al fin Arley se había abierto un poco con ella mostrándole otro lado de él. Tenía curiosidad sobre muchas cosas pero decidió no insistir, debía darle tiempo al tiempo. Sería un proceso muy largo conociendo el carácter del joven, pero eso no la haría retroceder.

Además, el día de hoy pudo darse cuenta que Arley Davis no era un hombre malo. Sólo un tanto egoísta, pero capaz de darse cuenta cuando se equivocaba.

—Tsk, Arley Davis, tienes una apariencia fría pero tu corazón es cálido.— Se dijo a sí misma mientras se acostaba para intentar dormir.

Mañana sería un día largo y necesitaba energías.

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