Esa misma mañana, mientras Dominic se dirigía a la isla griega y Abigail iba en camino a la universidad, el profesor Lewis llego hasta las instalaciones de la policía del estado de Greench, una institución mas bien corrupta y poco respetable y sin embargo, una que él esperaba pudiera ayudarlo, en ese momento más que nunca.
El hombre, que una noche antes había compilado toda la información y la había metido en un sobre de manila color café, entro por las puertas de la policía y se acercó al primer mostrador que encontró.
-Buenos días – dijo con cordialidad, mientras el policía asentía con la cabeza a modo de respuesta.
-¿En qué puedo ayudarlo?
-Estoy buscando al oficial Collen – pidió que llamaran a uno de los pocos amigos que tenía dentro de Greench.
El oficial señalo con su bolígrafo