48. Cásate con ella
48
Gabriel
Nada de lo que pasó esta noche estaba destinado a ocurrir. Y, sin embargo, aquí estaba, sentado en un frío y lúgubre pasillo del hospital, con la cabeza hecha un caos. No podía pensar en otra cosa más que en mi madre, en esa cama de hospital, luchando por su vida.
A mi lado, mi padre, Jonás Seraphiel, estaba sentado en silencio. Parecía haber envejecido cinco años en menos de dos horas. Su postura, siempre firme y elegante, ahora era encorvada y abatida. Me resultaba difícil verlo así, tan diferente al hombre imponente que siempre había conocido.
El silencio fue roto por el sonido de mi celular. Mi primer instinto fue apagarlo; no tenía energía para nada más. Pero entonces recordé a Zaira, sola en esa mansión con esos buitres rodeándola. Suspiré y contesté la llamada.
—Maestro Seraphiel, no pude detener a la señorita Zaira, no quiso quedarse —dijo Frederic al otro lado de la línea, con un tono de disculpa que apenas logré registrar.
—Déjala descansar —suspiré, agotad