Verla dormida y sollozando me parte el alma, su carita está roja y morada de los golpes, sus brazos tienen hematomas que no se borrarán fácilmente, sus pies tienen la marca de las cuerdas, me odie tanto en este momento por no poder protegerla

—No tiene ningun hueso lesionado, solo las laceraciones visibles, los hematomas, aunque quisieron no pudieron completar el acto deplorable de ......

—No lo diga señor Alcántara, gracias por traer al médico, pueden dejarme un momento a solas con ella

—Claro Columbus, te espero afuera

—No se despertara, le dimos un sedante fuerte, pero podrá escuchar cada una de las palabras que digas

Asenti, al salir ellos me arrodille frente a su cama, llore como nunca antes lo habia hecho, me sentí debastado, indefenso, solo y con un dolor a cuesta que me drenaba la energía del cuerpo, era como si me arrancaran el alma al verla en ese estado

—¿Querían ver a la bestia? Pues la tendran, verán a esta bestia en su máximo esplendor, solo espérame mi amor, regre