Tara
Él avanza dentro del ascensor. ¡Es tan alto! Dios... lo quiero... y esta belleza que quita el aliento. Pero, no, no es solo por su belleza que me falta el aire, no, es por su mirada que quiere asesinarme. Esa mirada de pura muerte. Me supera con su altura, me tiende la mano para que le entregue su teléfono.
- Dámelo.
Toco mi escote mirándolo... sus ojos se ven atraídos por mi gesto, él sumerge su mirada en mi escote. En un instante, creí ver deseo, pero fue tan rápido que pensé que había soñado.
- Está en mi escote, ven a buscarlo.
- Deja de jugar conmigo, chica. No estoy de humor para tus tonterías.
- Entonces, considero que no quieres tu teléfono.
Él se acerca a mí con una fuerza que me hace temblar de miedo. Cierro los ojos como si tuviera miedo de que me haga daño. Siento su aliento sobre mí, abro lentamente los ojos y levanto la cabeza para encontrar su mirada devastadora.
Él se inclina lentamente sobre mí y me susurra al oído:
- Dime, pequeña abeja, ¿qué quieres? Porque zum