Ariane
Me encuentro sola, sola con mis pensamientos amargos. Qué desolación, ¿cómo se ha incrustado esta alimaña en mi casa como un miembro de mi familia? ¡Y yo que animé a Auracio a recibirla en nuestro hogar! No estaba muy convencido con esta idea, la aceptó por mí. Y ahora me explota en la cara.
Así son los caminos de la vida. Lo aceptaré como todo lo que he recibido hasta ahora, con los brazos abiertos.
No quiero dejar a mis hijos en esta atmósfera turbia. Quiero enviarlos con la única persona que puede cuidarlos como yo misma.
Llamo a mi tío, el teléfono suena, finalmente contesta.
- Entonces, hija, ¿cómo estás?
- No muy bien, papá.
Lo siento muy emocionado por el hecho de que lo llame papá. Me siento muy sola en este momento y llamarlo así me da la impresión de que mi padre está cerca de mí y que me apoyaría pase lo que pase.
- No puedes imaginar la emoción que siento al escucharte llamarme así. Me había dicho que nadie volvería a llamarme así. Estoy muy feliz, hija, muy feliz.