Rebecca llevó instintivamente sus manos hacia su rostro donde sentía la comezón tomar fuerza.—¿Qué? Esto no es posible —dice ella un poco asustada a pesar de que lo está viendo con sus propios ojos.—¿Eres alérgica a algo? —le pregunta Liam en un tono mucho más serio del que había utilizado desde que el viaje comenzó.—Solo a las fresas, pero no las he comido.—No, tienes razón, las bebiste ¿cómo crees que pintaron esa limonada de rosa? —le explica Liam con sarcasmo— Vamos, tenemos que llevarte al hospital ahora mismo antes de que sea tarde.—No va a ser necesario, tengo mi inyección en el bolso —le explica ella.—Será mejor no utilizarlo por ahora, nunca se sabe lo que pueda suceder, esta es una ciudad pequeña, el hospital no puede estar muy lejos, no aceptaré un “no” por respuesta, no discutiremos sobre esto, iremos sin desperdiciar más tiempo y punto.—Como usted diga señor Edwards —respondió Rebecca— ¿siempre fue así de mandón, o es solo que acabo de darme cuenta?Ella necesitaba
Liam al volante no era algo tan grave como para que Rebecca temiera por su vida y por la de Maya, en cuanto se dio cuenta de ello, permitió que los medicamentos hicieran su efecto y se rindió a un sueño profundo. Despertó varias horas después cuando el sol ya se había puesto y pasaban por los campos de maíz a toda velocidad.—De verdad espero que no haya muchos policías de tránsito por aquí a estas horas, o estaremos jodidos —fueron las primeras palabras que ella pronunció llamando la atención de Liam quien la miró por el espejo retrovisor.—Vaya, la Bella Durmiente finalmente ha despertado, lamento ser yo quien te lo mencione, pero tienes algo en la barbilla —le respondió él con un deje demasiado divertido.Rebecca pasó su mano por donde él le había indicado solo para darse cuenta que tenía saliva por todo su rostro. Los ojos de Rebecca se abren de par en par mientras la vergüenza comienza a teñir sus mejillas de un rojo intenso.—¡Una estrella fugaz! —el grito de emoción de Maya la
El carro se empapa, los zapatos de Rebecca, el pecho de Liam, en cuestión de segundos se encuentran todos resbaladizos y pegajosos. Ella suelta el botón en cuanto se da cuenta del desastre que está haciendo pero ya es demasiado tarde y se queda observando a su jefe horrorizada.—¡Dios mío! Discúlpame por favor, no fue mi intención, no tengo idea de qué me pasó —Liam se queda parpadeando sorprendido durante varios segundos antes de empezar a desabotonarse la camisa— ¿Qué estás haciendo ahora? —le pregunta ella al verlo.—No puedo usar esto, sería un peligro si una chispa del calentador saltara, podría encenderme en llamas.Antes de que pueda darse cuenta de ello, los ojos de Rebecca comienzan a recorrer todo el dorso desnudo de su jefe mientras su boca se reseca. Se fija en cada músculo, cada vena que resalta en sus brazos, su abdomen perfectamente marcado como si estuviera tallado en bronce.No se lo piensa ni por un momento y busca dentro de su bolso unas servilletas y su mano las ll
El gerente los mira sin disimular mientras sonríe y se marcha con una expresión demasiado pícara para Rebecca. La puerta se cierra detrás de él con un sonido amenazante.Mientras, Rebecca todavía está analizando sus opciones y, al parecer, solo le queda una, compartir la cama con su jefe, su jefe al que hacía cuestión de un par de días odiaba con todas sus fuerzas.Liam entra al cuarto y se detiene justo en frente de la cama en forma de corazón levantando su ceja izquierda como hace cada vez que está por decir algo fuera de lugar, al menos para Rebecca.—Bueno, no se puede decir que no sea… emmm… festivo—¿Festivo? Yo no lo describiría así en lo absoluto, puede que las velas estén bien, pero ¿los pétalos? Ya los encuentro demasiado excesivos, además ¿para qué es esa entrada de monedas? —pregunta muy curiosa.—Estás haciendo muchas preguntas hoy, Martin —le señala Liam girándose hacia ella y contemplándola de arriba a abajo— Creo que es para que la cama vibre.—Sí, definitivamente dema
Rebecca intenta ignorar las palabras de Liam y sale corriendo al baño a ducharse y a ponerse su pijama. No tarda demasiado, pero cuando regresa al cuarto se lo encuentra con las luces bajas y a él debajo de las cobijas.—Bonita pijama —le dice él.Rebecca baja la cabeza en un intento completamente inútil por esconder el escozor en sus mejillas y se mete bajo las sábanas lo más rápido que puede, es justo en ese momento cuando se da cuenta de la barricada de almohadas que hay entre ella y Liam y su cabeza comienza a dar vueltas una y otra vez.“¿Tanta repulsión le causo que tiene que poner una pared de almohada entre los dos?” Estoy convencida de que, si fuera una de las chicas de su gusto, no se esforzara tanto por mantener las distancias. Tardaría menos de cinco minutos en estar revolcándose conmigo en esta cama.—Pensé que esto te haría sentir más cómoda —le anuncia él al darse cuenta que ella estaba observando la barrera. Es mi culpa que estemos en esta situación, debería haber cheq
Rebecca se quedó observando la puerta por un rato mientras se preguntaba si quizás sus palabras habían molestado a Liam, tal vez había ido más allá de lo que le correspondía, tal vez la explicación que ella acababa de darle Maya le correspondía a Liam y no a ella. A pesar de eso, ella no sentía ningún arrepentimiento, le había dado ánimos a la pequeña y había hablado muy bien de su jefe, no podía estar molesto por algo tan tonto. Un poco más tarde se encontraban de vuelta en el auto en medio de la carretera, habían retomado su rumbo y no se había mencionado ni una sola palabra sobre la pequeña charla sobre los padres que Rebecca y Maya habían tenido.Maya tenía a la pelirroja agotada de tanto buscar canciones acorde al viaje para ella, alrededor de diez canciones después y cero ideas nuevas, Rebecca se gira hacia Liam por primera vez desde que iniciaron el camino y le dijo:ꟷ¿Qué tal tú, Liam? ¿No conoces alguna canción para el camino? ¿O acaso no les enseñaban cosas tan geniales e
La boca de Rebecca se abre de par en par al observar el torso de Liam ¿Cómo es justo ahora que se daba cuenta de lo bien que se veía? Llevaba años trabajando para él y sabía que era un hombre apuesto, pero nunca antes había llamado tanto su atención como ahora.ꟷ¿Martin? ꟷla voz de él la saca desde lo más profundo de sus pensamientos hacia la realidad donde él está esperando por su respuestaꟷ ¿Qué cómo quieres los huevos?ꟷUmmm… revueltos por favor.Liam asiente con su cabeza, levanta una espátula y voltea los huevos haciendo que cada músculo de su espalda se flexione y se mueva. “Sus hombros son tan amplios como el marco de la puerta, me pregunto cómo se sentirán bajo mis manos”ꟷ¿Dormiste bien? ꟷuna vez más, Liam vuelve a interrumpir los pensamientos poco angelicales de ella.ꟷSí, no tan bien como anoche, pero tampoco mal ꟷdice ella sin poder evitar que el tono rosa adorne sus mejillas.ꟷ¿Por qué? ¿La cama no es cómoda? ꟷle pregunta él preocupado.Por un momento parece que Liam está
ꟷ¡Maya, no lo toques! ꟷvuelve a gritar Liam cuando se da cuenta que la niña no le está prestando atención alguna a su advertencia.Intenta salir corriendo tras ella, pero ya es demasiado tarde, Maya lo está tocando. Los ojos de Liam se abren de par en par cuando ve que levanta al cachorro del suelo y lo abraza contra su pecho.ꟷ¡Siempre quise una mascota! ꟷdice la niña emocionada.ꟷParece que le caes muy bien, pero, ¿no deberías preguntarle a tu papá de nuevo? ꟷle advierte Rebecca quien no ha parado de reírse ante la reacción exagerada de Liam.ꟷPapá ¿puedo tenerlo?ꟷMaya, te dije que no deberías tocarlo, no tenemos idea de dónde viene, podría estar lleno de enfermedades. Ponlo de vuelta donde estaba.ꟷLiam, vamos, es solo un cachorrito, quizás se haya perdido de su camada, quizás no encuentre a su madre, o alguien lo dejó abandonado y ha llegado hasta aquí, sería muy cruel dejarlo aquí a su suerte ꟷle dice Rebecca en un intento por convencerlo, pero, antes de que tengan tiempo de nad