Capítulo 16— Una línea que no se debe cruzar
Narrador
El celular vibró con fuerza sobre la mesita de noche, interrumpiendo el silencio sepulcral de la habitación. Killian lo miró, y el corazón se le comprimió en el pecho al ver el nombre en la pantalla: Eira Drayton. Giró lentamente la cabeza, Sofía dormía profundamente. No quería despertarla, no quería que preguntara, no quería explicar.
Tomó el teléfono, se levantó sin hacer ruido, con cuidado y cruzó el cuarto a oscuras. Se encerró en el baño con el pulso acelerado, y recién entonces deslizó el dedo sobre la pantalla para responder.
—¿Eira?
Preguntó en un susurro, con voz baja pero tensa deseando no ser descubierto
—¿Qué pasa? ¿Dónde estás?
Del otro lado, el sonido fue apenas un soplido tembloroso casi imperceptible pero suficiente para él
—Killian…
Él se tensó de inmediato al notar algo inusual en su voz, la conocía tan bien que solo bastó eso para saberlo
—¿Qué te hicieron?
—No… no lo sé. Me siento rara. Creo que me drogaron
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