Dmitry Sokolov.
—¿Quién carajos es el que se está metiendo en mi territorio? —pregunto a través de la línea.
—Son los alemanes, señor.
—Malditos alemanes. ¡Quiero que me traigan a Anton justo ahora! Le recordaré con quién se está metiendo —espeto, furioso.
Cuelgo la llamada y lanzo el teléfono al escritorio.
Desde hace un tiempo he visto que mi mercancía se ha visto afectada por culpa de sus hombres. No puedo dejar que esta situación se me escape de las manos. Piensa que puede venir e invadir el territorio con más demanda de drogas en toda Rusia; quiere quitarme a mis clientes y está jodido si cree que lo dejaré.
Sé que ellos no me fallarán, el producto que vendo es de excelente calidad y no arriesgaran su negocio solo por un aficionado que supone que es mejor que yo. Le enseñaré de qué estoy hecho a ver si así se baja de su nube de algodón.
Toda mi vida he estado rodeado de los mafiosos más grandes del país. Mi padre me dejó su legado y desde entonces aprendí a valerme por mí mismo y superarme cada vez más. En este mundo sobra la competencia, así que debes buscar la forma de sobresalir más que los demás; y esto es lo que he hecho desde que tomé el mando.
Me conocen como El Dios de la oscuridad porque no tengo ningún tipo de escrúpulos a la hora de tomar la justicia con mis propias manos. Nadie se mete conmigo porque saben lo que soy capaz de hacer. Mis hombres me respetan y siempre están dispuestos a hacer lo que sea por mantenerme satisfecho.
La última vez que un imbécil se metió conmigo estalló la guerra en todo el país; acabé con toda su familia y me adueñé de su imperio. Desde entonces, nadie ha osado a meterse conmigo, pero la nueva generación está deseosa de adquirir más poder, lo que no saben es que para llegar hasta donde estoy tienen que asesinarme y eso nunca pasará.
Llego a casa y lo primero que hago es llamar a Mijaíl.
—Dmitry… —saluda.
—Mijaíl necesito que prepares todo para darle una lección a alguien…
—¿A muerte?
—No, solo una advertencia.
—Dame 15 minutos y estará listo.
—Perfecto.
Cuelgo la llamada y de pronto escucho:
—¿Problemas en el paraíso, cariño? —veo a mi hermosa esposa acercarse a mí con una sonrisa en el rostro.
—Sí, ya sabes cómo es esto, pequeña… —respondo abrazándola.
Me da un beso suave y me quita el saco.
—Tienes que dejar de trabajar tanto, deberíamos irnos de vacaciones por un tiempo y dejar este mundo. Cada vez que sales me quedo con la zozobra de si regresaras con bien o no.
—Ya hemos hablado de esto unas mil veces Alexandra. No vuelvas con lo mismo.
Todo estaba muy bien hasta que ella mencionó esto. Siempre es la misma m****a con ella, quiere que deje el negocio por lo que tanto luché y que haga a un lado el legado de mi padre, solo por cumplir sus caprichos. Cada vez que tiene oportunidad me lo dice y no entiendo por qué lo hace. Es como si me quisiera ver destruido.
—Lo sé, cariño, es solo que me gustaría pasar más tiempo contigo. Además, quiero tener hijos y que los veamos corretear por la casa sin todos esos hombres armados.
Bufo con exasperación. Cuando no son los negocios, son los hijos. ¡Por Dios! Las mujeres suelen ser insistentes con este tema. No quiero tener hijos por una simple razón: tengo muchos enemigos que buscarán atacarme por mi eslabón débil y si tengo un pequeño, él lo será.
—Alexandra…
Observo como su rostro cambia y su mirada se torna triste.
—Lo siento… —comenta inclinando la cabeza.
—Ven y dame de comer, tengo hambre.
Nos dirigimos a la cocina y ella pone la comida en la mesa. Nos sentamos y comenzamos a comer sin gesticular una palabra. La veo que no prueba casi bocado y le ordeno:
—Come.
Levanta la mirada y la fija en mí. Sonríe tímidamente y comenta:
—No tengo mucho apetito.
—¡No mientas! —golpeo la mesa—. No entiendo por qué sacas estos temas cuando sabes que me ofuscan y me molestan. No tendremos hijos y tampoco dejaré mi negocio solo por ti, grábatelo. Antes de casarnos te lo dejé claro y aun así accediste, ¿pensaste que me harías cambiar de parecer?
No dice nada, mantiene su cabeza baja y me ignora.
—Mírame, te estoy preguntando algo, ¡responde!
—Y-yo… Lo siento no volverá a ocurrir…
Trato de calmarme y suavizar el tono de voz. No vale la pena molestarme con ella por esto.
—Eso espero, no quiero que discutamos por estas tonterías, ahora come.
Asiente y comienza a probar bocado. Terminamos de cenar y subo a cambiarme de ropa. Cuando estoy saliendo de la habitación recibo la llamada que tanto estaba esperando.
—¿Sí? —atiendo.
—Todo listo, señor. El lobo está en la jaula.
—Voy para allá —cuelgo la llamada.
Bajo las escaleras y veo a Alexandra leyendo un libro en el sofá.
—Regreso tarde —le informo.
Levanta la cabeza y me dedica una media sonrisa.
—Que tengas una buena noche —responde.
Me despido de ella con un beso en los labios y salgo de allí dispuesto a cazar a mi presa.
(***)
Estaciono el auto afuera del local y subo directamente al reservado. Este lugar es muy prestigioso, no cualquiera accede a él. Converso un rato con Jasha e Iván y concretamos unos negocios que teníamos pendientes.
Diviso en la parte inferior el espectáculo que se está llevando a cabo hasta que uno de mis hombres se acerca y nos interrumpe.
—Señor, esperamos por usted.
—Sí, ya vamos.
Cuando voy a despedirme, siento una sensación muy extraña. Es como si alguien estuviera detallando mis movimientos desde la distancia. Mi sentido de alerta se enciende y comienzo a buscar al causante de mi incomodidad, pero por más que intento observar a cada persona alguna se me escapa tras la falta de luz de los reservados.
Finalmente me despido y camino hacia el sótano con la cabeza intranquila, ¿quién será la persona que me observaba? ¿Tendré algún enemigo más cerca de lo que creo?
Llegó a la puerta y dos de mis hombres me dan espacio, al ingresar al lugar veo a Anton atado a la silla de manos y pies.
—Así quería verte, mi querido Anton… —sonrío.
Escupe mis zapatos y maldice.
—¡Maldito hipo de puta! No te tengo miedo.
—Pues deberías, no sabes lo que puedo hacer contigo en este momento.
—Lo que hagas no me detendrá, volverás a saber de mí.
—Ah, ¿sí? Ya lo veremos…
Me acerco a él con una sonrisa malévola, listo para darle una lección que nunca olvidará.
Kira PetrovaNo sé en qué momento me atreví a hacer está locura, pero ya estoy metida en este embrollo. Me encuentro con Agata en una tienda de lencería comprando las cosas necesarias para el acto que daré por primera vez hoy.Esta noche haré acto de presencia en The Dark, el local donde trabajan las chicas. Estoy muy ansiosa porque no sé si lo que tengo preparado vaya a agradarles. Esta semana preparé la rutina según lo que observé la noche que fui de espectadora; Yelena también me ayudó integrando pasos sensuales que captarán la atención de los hombres. Esto es muy importante para que puedan darme propina y obtenga una buena paga.—Este conjunto se te verá bien, Kira. —escucho a Ágata a lo lejos mientras yo camino por los pasillos del lugar.Me dirijo hasta donde se encuentra y tiene alzado un diminuto vestido rojo.—Definitivamente, no —me niego.—¿Por qué no? Te quedará hermoso; tu tez es blanca y resaltará a la perfección el color de tus ojos. Piénsalo.—No, Agata. Es una locura.
Dmitry SokolovDespués del merecido que le di a Anton, sacó a toda su gente de mi territorio y no he vuelto a saber de él. Realmente eso es lo que espero cuando le dejo claro a alguien que nadie se me mete conmigo y sale ileso de ello.Todavía tengo las manos llenas de moretones por los golpes que le propicie ese día...Flashback—¿Creíste que podrías invadir mi territorio y quitarme a mis mejores clientes? —golpeo su rostro con mi puño.Él se ríe y veo sus dientes ensangrentados.—¿El Dios de la oscuridad no soporta un poco de competencia?—No es que no soporte la competencia, idiota. Simplemente que no me gusta que metan sus narices en lo que me pertenece y tú trataste de quedarte con mi territorio. Por eso debes recibir una lección.Tomo un cable pasa corriente y ajusto las pinzas a la silla de metal.—¡Enciéndanla! —ordeno a mis hombres. Observo su cuerpo temblar a medida que aumenta la velocidad de la corriente. Hago un gesto con la mano para que apaguen el interruptor y su cuerp
Kira PetrovaNo puedo creer lo que acaba de ocurrir. El Adonis vino a felicitarme y se fue dejándome plantada como una tonta. Comienzo a mirar en diferentes direcciones para ver si lo visualizo por algún lado, pero no obtengo ningún resultado. En cambio, a la que veo es a Yelena venir en mi dirección.—Kira, ¿pasó algo?—No —niego con la cabeza.—Nos dejaste caminando sola y cuando llegamos al camerino no te vimos detrás de nosotras.—Es que me acaba de ocurrir algo muy extraño.—¿Qué? No me digas que un cliente se propasó contigo. Porque sí es así hay que hablar con Vigo de una vez.—¡No! Nada de eso. Es que…—¡Kira! Aquí estás. Te estábamos buscando… —irrumpe Agata.—Estaba por contarme por qué se encuentra aquí —responde Yelena.—¿Entonces?—Le decía a Yelena que me ocurrió algo muy extraño, un hombre vino a felicitarme por mi acto y luego se fue sin más. No entendí muy bien su reacción.—¡Vaya! Sí que es extraño.—Eso mismo pienso, por eso me quedé parada aquí. Su reacción me dejó
Dmitry Sokolov.¡Joder! Soy un estúpido de mierda que no fue capaz de proferir palabra alguna al tener a ese hermoso ángel frente a mí. Aunque no pude ver su rostro completamente, de algo estoy seguro y es que, es hermosa tal y como es.Camino rápidamente a mi oficina y al llegar me sirvo un trago. Lo necesito para bajar la adrenalina que recorre mi cuerpo en estos momentos. Me asomo por el ventanal de mi oficina y contemplo a todos los hombres entretenidos con diferentes mujeres; aunque en mi cabeza solo aparece la imagen de The angel una y mil veces. ¡Carajo!Llamo a Vigo por teléfono y este me contesta al tercer tono.—Dmitry, ¿qué necesitas?—¡Te quiero en mi oficina ya!—Joder, hombre qué temperamento el tuyo. Voy en camino.Cuelgo la llamada y me quedo esperándolo. En menos de 5 minutos la puerta es abierta y veo su rostro asomarse con cautela.—¿Para qué soy bueno?—Termina de pasar o te romperé la cabeza.El muy imbécil se carcajea y lo escucho decir:—Con tu temperamento me d
Kira Petrova—Uno, dos, tres, cuatro… —el profesor nos dirige al ritmo de la melodía que suena de fondo.Haremos un acto sobre el cisne negro y todas las chicas audicionaremos para el papel principal. Estoy emocionada porque siento que esta puede ser mi oportunidad de demostrar de lo que estoy hecha.—Kira, la espalda recta al hacer el Plié.Acomodo mi posición y hago el movimiento de nuevo. El profesor asiente al verme y pasa por mi lado sin decir nada más.Suelto el aire que tenía contenido y me relajo un poco más. Cada vez que el señor Garrett se queda mirando mis movimientos comienzo a sentirme nerviosa y suelo equivocarme. Pienso que lo estoy haciendo mal o que va a regalarme, aunque las chicas me han comentado que es mejor que él se fije en mí porque eso significa que lo estoy haciendo bien. Algunas de las que tienen tiempo mencionan que ni las mira o reprende y por eso se esfuerzan el doble en hacer las cosas bien.Este mundo tiene mucha competencia, además de que es algo que t
Dmitry SokolovDesde que vi a The angel en el local no he parado de pensar en ella. Me cabrea el hecho de que Vigo no logrará que accediera a mi propuesta, pero sé que tarde o temprano estará a mi completa disposición.He tratado de sacarle alguna información a Vigo sobre ella y no ha soltado ni una sola palabra. Todos estos días lo he llamado para preguntarle si no le ha dado alguna respuesta y lo que hace es desviar el tema. Estoy seguro de que no ha tenido el más mínimo interés en presionarla para que piense un poco más los beneficios que obtendrá el bailar para mí, así que debo moverme por mi cuenta.Estos días no he podido ni concentrarme como de costumbre. Me inquieta mucho el hecho de que no tengo el control sobre ella y tampoco sé su verdadero nombre para indagar en su vida privada. Vigo mencionó a un posible novio y, de solo rondar esa idea en mi cabeza, me pongo de mal humor.No puedo seguir en esta situación, tengo un imperio muy grande por gobernar y no puedo cometer ningú
Dmitry SokolovSalimos del restaurante y de camino a casa mi entrepierna se endurece como una roca al recordar el cuerpo de la novia de Vigo. ¡Carajo! Es imposible que con su presencia mi amigo se comporte de esta forma. Además, si él es su pareja no debo sentir este tipo de atracción por ella, es una chica imposible para mí. Vigo es mi amigo y jamás le robaría a una novia solo para satisfacerme. Hicimos un pacto cuando éramos jóvenes, jamás podríamos en juego nuestra amistad por una mujer y tampoco nos meteríamos con la ex del otro. Nuestra amistad es más importante que cualquier mujer. Aunque, a pesar de estar de acuerdo con esto, mi amigo no quiere colaborar con la razón. Acelero el auto lo más rápido que puedo para llegar a casa y ocuparme de mi problema. —Cariño, ¿pasa algo? Estás conduciendo muy rápido —inquiere Alexandra un tanto preocupada. —Pasa mucho. Necesito que te encargues de algo y me satisfagas. Espero que estés preparada, no quiero tener que esperar por ti.—Lo es
Kira PetrovaHoy será mi segundo día de presentación en el local como The angel. Estoy ansiosa por mostrar mi nueva rutina y también por volver a ver a mi Adonis. Algo me dice que me lo encontré en el local más de una vez y eso me tiene bastante inquieta porque ese hombre causa en mí emociones incontrolables con tan solo una mirada. Ese día en el restaurante salí huyendo porque no pude controlar varios factores. Primero, el verlo en el mismo espacio sin el antifaz que llevaba puesto ese día. No quiero que nadie que no sea Vigo, conozca mi verdadero rostro. Segundo, encontrarlo justamente con su esposa. En algún punto imaginé que tenía pareja, sin embargo, no estaba preparada para tomarme con esa realidad. Y tercero, no aclarar cuando pude el malentendido que su esposa, la tal Alexandra, declaró expresando que era la novia de Vigo cuando no es así. Por más que traté de zafarme de esos tres, no pude hacerlo con Vigo. Él no tiene la culpa de lo que pasó ese día, aunque si bien es ciert