Capítulo XXIII. La primera gran alianza femenina.
Hanna.
- “Es urgente, Hanna, tiene que venir hoy mismo a la empresa, ¡Estamos en problemas!.”- de este calibre eran los mensajes que la Madame había dejado en mi teléfono.
Simplemente le respondí que estaba en el hospital, en cuanto me dieran el alta, iría a la mansión a reunirme con ella.
- “¿Estas bien? No ha sido grave, ¿verdad?”- me preguntó la Madame, dejándome claro que se había enterado lo que había pasado, con el último cliente, el cerdo de Collins.
- “Ya hablaremos.”- sólo le puse.
Luego llamé a Mia, siempre la visitaba todas las mañanas en el hospital donde estaba internada. Lo hacía para ver cómo le iban las sesiones de rehabilitación del día, antes de irme a la facultad de medicina, y hoy no iba a llegar.
Además, por la tarde tenía mi último examen de Farmacología Clínica, gracias a que había estudiado para este examen pude reconocer que los síntomas que me provocaron las drogas que el maldito Collins me había hecho ingerir.
- “¡Ya estas despiertan!”- me dijo una