Dos meses después…

Rita se encuentra parada frente al espejo con una amplia sonrisa, radiante con aquel hermoso vientre que comienza a notarse dejándose ver a través de aquel vestido blanco. No puede evitar llevar sus manos de manera protectora para cubrirlo y cerrar los ojos.

Luego de final, los más mínimos detalles para su boda. Al fin, ella y Carlo habían decidido dejar todo eso de lado y casarse de una vez por todas. Ya no tenía sentido no firmar ese bendito papel y hacer que un sacerdote bendijera su unión, después de todo, ya estaban viviendo prácticamente juntos.

—Estás hermosa —Le dice, Zoe con un orgullo en su voz que no puede ocultar.

—Me siento hermosa. No puedo creer que tu primo se fijara en mí en primer lugar.

—Es porque dio lo valiosa que eres siempre se quejó de que las mujeres dentro de nuestro círculo eran tan vacías… Me alegra tanto que pudiese encontrar una mujer a la cual amar, y también que lo ame de regreso.

—Es fácil amarlo, si logras ver su esencia. Puede ser