- Espere… ¿qué fue lo que dijo? – preguntó asustada Casandra.
- ¿Devora no está? ¿a dónde fue? – interrogó Federico.
- Ni idea, pero lo que sé es que esa pobre chica ya no regresará a esta casa y me alegro, porque solo llegaban a su puerta idiotas como ustedes a gritarle – dijo molesta cerrando la