En medio de la intensa preparación para la batalla, Isabella entrenaba la formación de sus tropas día y noche. Los soldados de los Halcones de Hierro se dividían en dos grupos. Uno para el ataque y otro para la defensa. Cada grupo se subdividía en diez escuadrones, sumando en total veinte escuadrones. Su estrategia de combate era la siguiente: primero, cinco escuadrones atacaban, luego, cinco escuadrones se defendían, realizando rotaciones rápidas. Una vez asegurada la defensa, cambiaban de inmediato al ataque, alternando entre ofensiva y defensiva para avanzar.
Después de varios días de entrenamiento, ya se veían buenos resultados. Ahora, las armas también estaban listas: los escuadrones defensivos portaban escudos y dagas cortas, mientras que los ofensivos llevaban lanzas largas. El mariscal había anunciado que el asalto a la ciudad comenzaría en los próximos días. Los Halcones de Hierro irían en la vanguardia, por lo que tenían que tener preparados todos los detalles del asedio. En