Capítulo 27.

No hay cosa que más avive el amor que el temor de perder al ser amado.

—Francisco de Quevedo.

Leon:

Regresar a casa fue tedioso, andar de un lado a otro igual. Pero nada ni nadie podía quitarme la sonrisa del rostro, a pesar de las circunstancias, disfruté mucho estar con ella, mi esposa.

Fue hermoso estar a su lado en esos momentos pequeños donde sólo éramos ella y yo.. Magnífico sin duda.

Hablaba con Abel sobre la demanda que se le haría a Raul por difundir información personal sobre Hayley, ése imbécil cree que se saldrá con la suya, por mi cuenta corre de que se hunde.

Dejamos de hablar cuando una de las chicas de servicio salió gritando como loca.

—¡Su alteza, su alteza! ¡La princesa Hayley está mal!

Solté la maleta y corrí hasta adentro de la casa, Hayley estaba sobre el suelo sosteniéndose la nariz, me arrodille ante ella para revisarla y estaba muy pálida, cuando quitó la mano de su nariz, había sangre.

—Hayley amor.. —la toque y estaba fría— joder.. ¡Abel llama al médico aho
Continue lendo este livro gratuitamente
Digitalize o código para baixar o App
Explore e leia boas novelas gratuitamente
Acesso gratuito a um vasto número de boas novelas no aplicativo BueNovela. Baixe os livros que você gosta e leia em qualquer lugar e a qualquer hora.
Leia livros gratuitamente no aplicativo
Digitalize o código para ler no App